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martes, 17 de noviembre de 2015

1er. Congreso nacional de industrias culturales y creativas

El 4, 5 , 6 y 7 de noviembre la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Jalisco en coordinación con Ciudad Creativa Digital, realizará el 1er. Congreso Internacional sobre Industrias Culturales y Creativas “Creatividad, Cultura y Economía trabajando de la mano” el cual busca ser un referente en la escena mexicana actual. Es un evento en donde todos aquéllos que participan y quienes conforman la cadena de valor de las industrias culturales y creativas, desde los creadores hasta los consumidores finales, podrán conocer las tendencias internacionales y nacionales de desarrollo así como las oportunidades que un mercado creciente ofrece.
Las líneas temáticas del Congreso fueron
–          La Cultura como elemento de recreación y desarrollo regional.
–          El desarrollo social basado en los emprendimientos culturales.
–          Impacto económico del sector creativo y cultural
Inaugurado por el Gobernador del Estado y la Secretaria de Cultura, se puso énfasis en la generación de oportunidades y vínculos entre los creadores para que la cultura en Jalisco sea capaz de transformarse en un espacio económico sustentable. El congreso tuvo diversas ponencias, presentaciones de libros, talleres y espacios de intercambio de experiencias dentro del sector. El Gobernador reconoció que la entidad enfrenta el reto de generar ecosistemas para la creatividad y la innovación, por lo que anunció que se retomará el trunco proyecto de Chapala Media Park. Por su parte, la Secretaria de Cultura, Miriam Vachez, encargada de convocar a este encuentro, aseguró que los diálogos ahí entablados serán un parte aguas para la creación de nuevos proyectos culturales que reactiven las oportunidades para ese sector.

En mi ponencia resalté las McReglas que han configurado en los últimos años el consumo cultural; esa estrategias de gestión que vienen impulsando los marcatenientes de la red, hasta lograr  promover un Algoritmo de la cultura y por consiguiente un nuevo consumo cultural. Asimismo, los retos que enfrenta el agente cultural, en particular el emprendedor, el primero de ellos, entender la cultura como un relajante, y no ya como un estimulante, como señala Sygmunt Bauman. Lo anterior les obliga a ser más creativos y no sólo a apostar por lo tecnológico, desde el punto de vista del gobierno ejemplifiqué esta diferencia diciendo que no es lo mismo tener una política digital para la cultura, que digitalizar la burocracia, que es lo que hemos estado observando a lo largo del presente sexenio.
 

lunes, 30 de marzo de 2015

El arte y la cultura en estado digital

Uno de los primeros teóricos que leí sobre la producción simbólica en la sociología del arte no fue propiamente Juan Acha, sino Néstor García Canclini -en su vertiente sociológica-, en particular sus reflexiones en torno a la teoría y método en la sociología del arte, su producción y fronteras. Años después revisé trabajos como los del teórico Yves Michaud y su teoría del Arte en estado gaseoso, en la que hace una pequeña etnografía del arte contemporáneo y el lugar que ocupa la estética en la actualidad. Más tarde, analizaría el polémico ensayo del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, quien problematizó el arte en su estado líquido, polémico por referirse una vez más a la dinámica de consumo de nuestros días, que exige siempre nuevas cosas y genera, en consecuencia, un constante derroche y un fluir de desperdicios. Una dinámica en la que el cambio, como bien señala, ya no es más un  tránsito hacia un nuevo orden, sino una condición permanente de algo que carece de orden y donde la flecha del tiempo, ya no tiene punta. Recientemente, leí el sugerente trabajo del sociólogo francés Frederic Martel, quien parece ser que ha dado, bajo mi punto de vista, la estocada final tanto al arte como a la cultura, a partir del análisis que hace de su estado digital. Tanto el estado gaseoso, como el estado líquido y el digital del arte en particular y de la cultura en general, son bastante discutibles, por el solo hecho de abrazar aportaciones valiosas en la evolución-involución de este ámbito. 
El estado digital del arte y la cultura ha configurado un nuevo modelo económico, que si bien no está supeditado a las ventas digitales en relación a las análogas, sí representa un cambio determinante que tiene su origen en las suscripciones y el streaming ilimitado que ha dejado fuera del mercado al CD y al DVD, y lo mismo está haciendo con las descarga de contenidos. Un cambio que exige concebir Internet dentro de este estado digital, no como una herramienta de distribución, sino como el espacio de producción de una nueva cultura, una cultura que está dejando de ser solo productos para convertirse cada vez más en servicios. Un estado en el que, como bien apunta Martel, la recomendación sustituye al periodismo cultural de la misma forma que la suscripción a la carta sustituye a la venta de productos culturales. En el que los algoritmos cada vez más potentes, hacen que Internet sea cada vez más un medio para relocalizarse y participar en la conversación local con usuarios y prosumidores potenciales, más que con el eventual turista, por ejemplo.
La transformación de los productos culturales en servicios, flujos y suscripciones, es parte de lo que nos lleva a valorar la cultura en general desde una visión apocalíptica como la que hace el escritor Mario Vargas Llosa en su ensayo sobre la civilización del espectáculo. En efecto, por una parte asistimos a una evolución importante en el consumo cultural de los prosumidores de hoy, a partir de la digitalización de los contenidos; por la otra, a una involución en su formación, debido a que, como bien señala el Nobel de literatura, la cultura ya no es esa especie de conciencia que impedía dar la espalda a la realidad. Ya no es un estimulante, sino un relajante, en términos de Bauman.   
La música, la literatura y el arte mismo, por ejemplo, ya no son objetos que uno posee, sino algo a lo que se tiene acceso móvil que se puede disfrutar desde cualquier dispositivo a partir de una suscripción general. En la actualidad los ciudadanos, usuarios y prosumidores, en lugar de apropiarse de los bienes y servicios culturales con una actitud de acumulación burguesa, se dan por bien servidos con tener acceso a estos. Es la suscripción, en este sentido que apunta Martel, y ya no la propiedad, lo que estaría configurando el futuro de la cultura. La pregunta, considerando que el estado digital del arte y la cultura es irreversible, no es si Internet cambiará la cultura como la conocemos, sino cómo cambiará y qué quedará de esa jerarquía cultural que conocíamos.

 

 

lunes, 16 de febrero de 2015

Las 50 sombras de Grey, de best seller a fast seller

Acudí al estreno de Las 50 sobras de Grey en compañía de mi esposa. Ella, motivada por ver la adaptación de la saga, yo por observar la fiebre mediática de la industria en torno a la cinta. Puedo decir que su pirotecnia promocional es proporcional a la tomadura de pelo que hace a los lectores, que acudieron incitados por ver la historia de una relación sadomasoquista devenida en amor, y seguro estoy que se encontraron con un descarado largo, lineal y aburrido primer capítulo de una historia que no prometería mucho en el cine, de no ser porque cuenta con un público masivo bastante condescendiente, poco exigente en su consumo cultural, un púbico de best sellers. Pude observar cómo decenas de adolescentes acudieron en grupo como a una convocatoria de flashmob, como a una de esas modas urbanas de un día sin pantalones en el metro, o mejor aún, a un llamado de Spencer Tunik, se percibía una cierta sonrisa cómplice y curiosa, previa a la participación de un acto performativo y trasgresor.
Los realizadores de la cinta solo pensaron en el retorno de inversión; en sacar el máximo provecho al fenómeno literario de E.L. James, bajo la fórmula probada del cine que seguramente replicará su éxito como película. En su primer fin de semana recaudó 248 millones de dólares. Apostaron a la creación de una atmósfera de consumo animada por el día del amor y la amistad, mediante un fuerte ardid publicitario. Supieron motivar a un público masivo que suele pagar por un evento, recibir una cachetada y dar las gracias a través de un selfie en sus redes sociales. Es el mismo fenómeno que podemos apreciar con Luis Miguel, un cantante con talento que ya solo vive de rentas, que no crea ni produce nada nuevo y sigue llenando auditorios incluso, cancelando fechas a causa de su lamentable estado físico.
Las dos cosas buenas de la cinta son la actuación de Dakota Johnson y la banda sonora. No sé qué es peor, si el guion o la decepcionante caracterización de Jamie Dornan, clara muestra de que una cara bonita y un físico atractivo no lo es todo en el mundo del cine. Lo dicho, 50 sombras de Grey fue un libro de venta masiva, que ha devenido en cinta de venta rápida, que no motiva a ser vista, aunque sí a ser practicada.
En lo personal considero que esta película no es nada recomendable para quienes vimos o leímos obras tales como Las edades de lulú (1989) en cuya trama la protagonista de 15 años, se enreda sexualmente con el amigo de su hermano y le fascina el juego que van urdiendo; Lolita, el clásico de Vladimir Nabokov llevada al cine por Kubrick; Inmaculada o los placeres de la inocencia, de Juan García Ponce (1989) o bien, Pasión turca (1993), donde una mujer en un viaje a Turquía conoce a un hombre con el que vive una pasión dominante, que la lleva a olvidar a su marido, a su país, incluso su vida misma.     
Las 50 sombras de Grey tiene también el record de asistencia, para una película a la que la crítica califica de regular a mala ¿Pero quién hace caso a la crítica en estos días? La cinta es un fenómeno cinematográfico que está siendo visto y recomendado casi por contagio cultural, que es como se ve, se recomienda y genera hoy el consumo reprocultural de las nuevas generaciones.

miércoles, 11 de febrero de 2015

El contagio cultural de una muestra imposible

El interesante ejercicio de reprocultura que exhibe el Centro Nacional de las Artes, a través de 57 reprografías de obras maestras de tres grandes de la pintura italiana, en la denominada Muestra Imposible, es una exposición digna de análisis por el contagio que está generando. Se trata de una serie de reprografías digitales a escala uno a uno, de lo mejor de Leonardo da Vinci, Rafael y Caravaggio. Una exposición que como su nombre lo indica sería imposible si se quisiera presentar los originales, debido a que estas se encuentran en diversas iglesias, museos y colecciones privadas. Sin embargo es grato saber que ha sido vista por más de diez mil personas, en su mayoría jóvenes que ante esta novedosa forma de apreciar el arte, exhiben también sus nuevas formas de relacionarse con este; con sus smartphones en mano, se hacen selfies, fotografías y tomas de las cédulas informativas, así como de cada uno de los detalles de las obras que la técnica reprográfica permite apreciar.
En lo personal, hacía tiempo que no veía a un público tan satisfecho por una exposición. Esto se debe en parte a la tecnología; van publicando su estatus en redes sociales; van dando testimonio en tiempo real de que estuvieron al lado de una serie selecta de obras maestras, luego de una larga fila y medianas aglomeraciones en cada sala para hacerse el selfie en La última cena, con la Gioconda, con el Tañedor de Laúd o al lado de La escuela de Atenas.
Un purista de la cultura diría que esta no es forma de apreciar el arte, y menos tratándose de obras maestras; diría también que como los originales no hay nada igual. Respecto a la manera de apropiarse de ellas por parte del público, seguramente desaprobaría ese comportamiento en un recinto museográfico. Sin embargo, un analista de la reprocultura como el que esto escribe, no se lleva las manos a la cabeza, puesto que sabe que en el desarrollo del nuevo consumo cultural las instituciones museísticas se limitan cada vez más a mostrar, y cada vez manos a explicar; que en la actualidad la mayoría de la gente acude a los museos, más por el contagio cultural que genera la publicación del estatus de los asistentes en sus redes sociales, que por las invitaciones institucionales. El selfie está dando vida a las exposiciones y a los museos, instituciones que estaban condenados a las dos consabidas visitas en la vida de un consumidor cultural: la de cuando es niño y la de cuando es padre. El éxito de la muestra imposible que exhibe el CENART se explica a partir de una de las tesis del semiólogo Umberto Eco, en su sesudo trabajo La estrategia de la Ilusión, donde afirma: "Para que la réplica sea deseada, el original debe ser idolatrado". En lo personal celebro la apropiación que hace el público de esta exposición, que reúne lo mejor del Renacimiento italiano en la era de la reproducción digital, pues es la nueva forma de vivir la cultura, por contagio reprocultural.   

 

 

viernes, 23 de enero de 2015

La creatividad en términos de empresa

La creatividad como empresa

Una gran cantidad de consumidores, “a la espera de la reprocultura”: Carlos Lara


 
Este fin de semana (09 y 10 de enero 2015) el Diplomado de Gestión Cultural para Instituciones Educativas, ofertado por la Secretaría de Cultura, continuará con el tema referente a las empresas culturales, tópico que de acuerdo con el ponente del mismo, Carlos Lara González, resulta pertinente “sobre todo por la etapa en la que se encuentra el país y concretamente el estado”.
Lara González, quien funge como asesor parlamentario en la Cámara de Diputados para el rubro cultural, manifestó que el punto relevante radica en aprovechar distintos tipos de estrategias y los marcos jurídicos vigentes “para poner a circular la creatividad en términos de empresa”.
Sin embargo, manifestó que éste es un fenómeno que en muchas ocasiones no se produce debido a que “se tiene la idea de que el mercado uniformiza, pero creo que hay formas de hacerlo, hay una gran cantidad de consumidores culturales que están a la espera de reprocultura, de reapropiarse de un imaginario pero con una reproyección del siglo en que vivimos. Lo podemos ver en joyería, en pintura, en la indumentaria, en bolsos, incluso en accesorios telefónicos y apropiación de espacios públicos”.
Por tanto, afirmó que a la cultura es posible verla “como un sector estratégico, como algo que recrea los elementos de la identidad y también puede ser empresa”. Ya hay algunos ejemplos de este fenómeno, como es el caso de la empresa Pineda Covalin, que a su vez expone algunas problemáticas en torno a los vacíos legales, puesto que “hay aprovechamiento de los elementos creativos en las diversas regiones de México pero no hay regalías de por medio”.
El también coordinador del Centro de Cultura Digital Media Telecom señaló que ha observado este problema desde el análisis de la reprocultura: “que tiene que ver con la apropiación de elementos para hacer negocio, pero sin que haya de por medio retribución a las comunidades, que son las que nutren este imaginario; lo mismo sucede con los chinos que vienen y explotan la herbolaria mexicana”, mientras que las comunidades de donde provienen esos bienes culturales “no ven un peso”.

sábado, 25 de octubre de 2014

El égola inoculado de los BookTubers

Como todo lo ensalzado por las industrias de la moda y del aligeramiento efectista de la cultura, la industria editorial y los medios de comunicación, han presentado a partir de su presencia en la Feria del Libro de Monterrey, a los denominados BookTubers (jóvenes que recomiendan libros a través de YouTube a cambio de dinero, estímulos o regalos editoriales), como los nuevos críticos literarios. Nos hablan de una profesión emergente que, en efecto, comenzó como parte del uso de su tiempo libre de estos jóvenes. El número de “likes”, el rating de las redes sociales, los hizo visibles para la industria y comenzaron a recomendar libros a petición de parte. Estamos ante un movimiento de redes sociales cuyo modelo de negocios se encuentra aún en etapa embrionaria, no así el  ego que comienza a caracterizar a sus protagonistas, que está ya inoculado. Pocas posibilidades tienen de ocupar el privilegiado lugar de los críticos literarios, quienes han fungido como filtros y guías de los lectores, y para ello han tenido que pasar la mitad de su vida leyendo, estudiando, investigando y escribiendo. Por ello me parece demasiado apresurado el ensalzamiento que los medios y la industria editorial hace de esta tendencia, de este pasatiempo juvenil; en particular la forma en que lo convierte rápidamente en negocio y logran hacer que una parte de los lectores lean por encargo las recomendaciones editoriales de jóvenes sin el estudio, preparación y experiencia de los verdaderos críticos literarios. Este ensalzamiento es el que ha generado más escritores que lectores, como diría Emmanuel Carballo. Está apuntalando una cultura que es parte ya de los pilares que sostienen la actualidad humana en su existencia contemporánea, esto es, el sistema financiero, los medios y la digitalización de la sociedad, así como una tendencia social en la que es mejor mostrar que explicar, en particular en el mundillo de las redes sociales, donde reina la publicación del estatus. Aquí es donde reside el éxito de los BookTubers, en la publicación del estatus. Todo esto en el marco de una cultura que ha dejado de ser un estimulante, como bien apunta Bauman, para convertirse en un relajante. En mi opinión, estamos ante un grupo de screenagers que de momento puede aspirar a traducir las obras de Jordi Rosado, y de todos aquellos cantantes juveniles que la industria ha lanzado como escritores, screenagers que deben aprender a inhalar el helio que inyecta la industria editorial y los medios del infotainment, sino quiere nmorir a causa del égola que esto produce.