miércoles, 11 de febrero de 2015

El contagio cultural de una muestra imposible

El interesante ejercicio de reprocultura que exhibe el Centro Nacional de las Artes, a través de 57 reprografías de obras maestras de tres grandes de la pintura italiana, en la denominada Muestra Imposible, es una exposición digna de análisis por el contagio que está generando. Se trata de una serie de reprografías digitales a escala uno a uno, de lo mejor de Leonardo da Vinci, Rafael y Caravaggio. Una exposición que como su nombre lo indica sería imposible si se quisiera presentar los originales, debido a que estas se encuentran en diversas iglesias, museos y colecciones privadas. Sin embargo es grato saber que ha sido vista por más de diez mil personas, en su mayoría jóvenes que ante esta novedosa forma de apreciar el arte, exhiben también sus nuevas formas de relacionarse con este; con sus smartphones en mano, se hacen selfies, fotografías y tomas de las cédulas informativas, así como de cada uno de los detalles de las obras que la técnica reprográfica permite apreciar.
En lo personal, hacía tiempo que no veía a un público tan satisfecho por una exposición. Esto se debe en parte a la tecnología; van publicando su estatus en redes sociales; van dando testimonio en tiempo real de que estuvieron al lado de una serie selecta de obras maestras, luego de una larga fila y medianas aglomeraciones en cada sala para hacerse el selfie en La última cena, con la Gioconda, con el Tañedor de Laúd o al lado de La escuela de Atenas.
Un purista de la cultura diría que esta no es forma de apreciar el arte, y menos tratándose de obras maestras; diría también que como los originales no hay nada igual. Respecto a la manera de apropiarse de ellas por parte del público, seguramente desaprobaría ese comportamiento en un recinto museográfico. Sin embargo, un analista de la reprocultura como el que esto escribe, no se lleva las manos a la cabeza, puesto que sabe que en el desarrollo del nuevo consumo cultural las instituciones museísticas se limitan cada vez más a mostrar, y cada vez manos a explicar; que en la actualidad la mayoría de la gente acude a los museos, más por el contagio cultural que genera la publicación del estatus de los asistentes en sus redes sociales, que por las invitaciones institucionales. El selfie está dando vida a las exposiciones y a los museos, instituciones que estaban condenados a las dos consabidas visitas en la vida de un consumidor cultural: la de cuando es niño y la de cuando es padre. El éxito de la muestra imposible que exhibe el CENART se explica a partir de una de las tesis del semiólogo Umberto Eco, en su sesudo trabajo La estrategia de la Ilusión, donde afirma: "Para que la réplica sea deseada, el original debe ser idolatrado". En lo personal celebro la apropiación que hace el público de esta exposición, que reúne lo mejor del Renacimiento italiano en la era de la reproducción digital, pues es la nueva forma de vivir la cultura, por contagio reprocultural.   

 

 

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