¿Por qué juegan en la
CDMX con los #DerechosCulturales?
Carlos Lara G.
José Manuel Hermosillo
Hace un par de años
fue promovida por todo lo alto la aprobación de la denominada Ley de los Derechos
Culturales de los Habitantes y Visitantes de la CDMX. De forma por demás
absurda, estableció la creación de un Instituto de los Derechos Culturales (el
cual no tenía sentido, considerando la existencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la propia Comisión de los
Derechos Humanos de la CDMX). Sin embargo, fieles a su espíritu
sobrerregulador y a la promoción discursiva de sus relatos, siguieron adelante.
Otorgaron a dicho
Instituto, facultades que no tiene ni la CNDH, tales como la calidad de vinculante
en sus recomendaciones. Sí, los legisladores que elaboraron la Ley, decidieron
establecer un procedimiento de queja en el Instituto de los Derechos
Culturales, “diferente” al de la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX y
al de la CNDH.
Pero ahora que son
gobierno, desde la presidencia de la Comisión de Derechos Culturales, la
Diputada Gaby Osorio, quien preside el órgano congresional, quiere echar marcha atrás y eliminar esta facultad.
Reconoce que se extralimitaron, que hay duplicidad de funciones entre el
Instituto de los Derechos Culturales, dependiente de la Secretaría de Cultura,
y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, debido a que ambos
organismos resuelven conocer de quejas. ¿En serio? Debería saber que eso fue justo lo que se dijo en su momento, pero no
escucharon.
De tal forma que, el Instituto de los Derechos Culturales cuenta con efectos vinculantes en las
resoluciones de sus quejas; mientras que las resoluciones de la Comisión de
Derechos Humanos local, no tiene efectos vinculantes, sino indicativos, al
igual que la CNDH.
El artículo 13 de la
Ley dice que toda persona, grupo o comunidad cultural tiene legitimidad para
ejercerlos (sic) recursos que se enuncian, con el objeto de demandar el cese de
cualquier transgresión a sus derechos culturales, exigir su plena vigencia y el
resarcimiento del daño causado:
a) Recurso de queja
ante el Instituto, mismo que la recibirá, substanciará y resolverá; b) Recurso
de queja ante la Comisión; y
c) En el caso de la
queja ante la Secretaría, este deberá apegarse al procedimiento establecido en
esta Ley.
Si los diputados de la
CDMX reculan y deroga este artículo, cancelarán un importante mecanismo para
garantizar el respeto y ejercicio de los derechos humanos, como bien ha
afirmado la diputada Margarita Saldaña, pues además afectaría a pueblos y
barrios originarios que en esta misma Ley tienen el recurso para que se obligue
a las autoridades a respetar sus manifestaciones y patrimonio culturales.
Considérese además, que no hay constancia de que se hubiera realizado la
consulta previa a los pueblos y barrios originarios, en términos del Artículo
59, Apartado B, numeral 8, de la Constitución Política de la Ciudad de
México. De verdad los desconocemos, el impulso a los derechos culturales y el respeto a las comunidades originarias eran dos de sus pilares fundamentales.
Estarían pues,
derogando un importante mecanismo de exigibilidad para el cumplimiento de sus derechos
culturales, como es un recurso de queja de carácter vinculatorio.
El artículo 12 dice
que los pueblos y barrios originarios, así como los productores culturales
populares, tienen derecho a la protección de sus saberes ancestrales, así como
a la salvaguarda de sus costumbres, diseños, arte y artesanías en general,
música, lenguas, rituales, festividades, modos de vida, arte culinario y de
todo su patrimonio cultural material e inmaterial. El Gobierno, por medio de la
Secretaría y el Instituto desarrollará los mecanismos, programas e instrumentos
legislativos para proteger los derechos de los pueblos y barrios originarios y
de su enorme patrimonio cultural.
Los legisladores de la
CDMX deben saber que esto representa una medida regresiva en la garantía de los
derechos culturales
¿A qué teme Morena en
la Cámara de la CDMX al no querer garantizar los derechos culturales de manera
efectiva? Para colmo, el
titular del Instituto, que hasta hace unos meses violaba derechos culturales en
el metro, no sabe de qué va esta discusión. Cambiaron el nombre de la Comisión de
Cultura por el de Comisión de Derechos Culturales, lo presumieron también por todo lo alto, como se puede apreciar en la foto, crearon un Instituto con
atribuciones mayores a cualquier comisión del país; y sin embargo no son capaces
de respetar los derechos culturales de los artistas urbanos del centro
histórico. Señores, lamentamos decirles que fabricaron dos grandes sillas, con espíritu
de ebanistas, pero están sentados en el suelo.
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