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sábado, 15 de septiembre de 2018

Comienza el diseño del derecho de autor del siglo XXI


Comienza el diseño del derecho de autor del siglo XXI
Prosumidores VS Frenemies
Carlos Lara G. 

Con la polémica y contundente aprobación de la reforma al Copyright hecha en el Parlamento Europeo, inició el diseño del derecho autoral del nuevo siglo. Una reforma que deja algo muy claro, que los contenidos de la red pueden ser libres pero no gratuitos, por estar en juego derechos conexos relativos a la creación intelectual de contenidos, que deberán pagar los marcatenientes de la red si lo que quieren es que su Economía de la Atención siga creciendo.

Extraña fue la posición de los eurodiputados del denominado Partido Pirata; la reforma no ayudará a los artistas y pone en riesgo la libertad en Internet. Dicen. Nada más lejos de eso. Creo que a dicho partido le gana la inercia de tener que oponerse a todo, no son partidarios de los avances graduales y las negociaciones. Fundado a principios de 2006, cuando para muchos era sólo un pequeño movimiento social, tiene ahora presencia en diversos países. Sin embargo, su crecimiento electoral se dio en torno a un caso de piratería que terminó sentenciando a los acusados (quizá haya algo de rencor). Si su meta era, fundamentalmente, legalizar el intercambio de archivos digitales para uso personal, lo cual es ya aceptado en términos generales, pues depende de los fines con que se hagan dichas descargas, incluso si se comparte el material con otra persona, es considerado como equivalente al préstamo de un libro. Por tanto, esta reforma es un avance en el reconocimiento legal de la creatividad y en la responsabilidad social de los contenidos. Internet no puede depender del estado de ánimo de los cibernautas y los agregadores de contenidos, sino de un estado de derecho.

En los últimos años se habían estudiado diversas prácticas gubernamentales como las implementadas por el Ministerio de Cultura francés, facultado para emitir recomendaciones vinculantes a los organismos encargados de vigilar el correcto desempeño de los medios de comunicación, esto en defensa de la protección a la creación, o bien las medidas anunciadas por el gobierno británico de reducir el ancho de banda, en lugar de la desconexión como ocurre en Canadá, de aquellos usuarios que fueran sorprendidos descargando contenidos de forma ilegal.

Los artículos reformados en el Europarlamento son básicamente dos, el 11 que crea un derecho conexo para editores de prensa, que permitirá autorizar o no a los agregadores de noticias online, a saber Google News etc., que reproduzcan las publicaciones de sus medios, así como decidir si quieren cobrar por ello, lo cual dependerá de sus respectivos modelos de negocio, pero la posibilidad ahí está. La reforma no afecta a los enlaces, tan gustados en la red, pero sí a los fragmentos de noticias, los denominados snippets y su uso por parte de plataformas comerciales, por ser una descripción resumida, extraída por los motores de búsqueda web y presentada de forma atractiva en los resultados de lo que busca el usuario, lo cual alimenta un modelo de negocios. La reforma al artículo 13 establece que los portales que almacenan, optimizan y difunden contenidos de usuarios con fines comerciales, el caso de YouTube, se harán responsables de lo que los usuarios suban. En este momento están obligados a observar dicho contenido una vez en la red, y a actuar a petición de parte, cuando hay un señalamiento expreso de violación del copyright. Ahora deberán obtener una licencia por parte de los dueños del contenido e implementar medidas apropiadas que eviten alojar obras protegidas sin autorización. Hay quienes ven en esta medida una rendija por la que se pudieran colar acciones de censura, otros, la apoyan toda vez que establece excepciones para empresas pequeñas, blogs, videoblogs, páginas personales, así como para los denominados memes, cartones y parodias. Considérese que la Biblioteca Nacional de España, acaba de seleccionar una serie de memes por el valor histórico y testimonial que poseen. Y justo uno de los problemas que enfrentan, es que este contenido y en general el contenido digital de valor histórico y testimonial, está alojado en plataformas privadas con condiciones de uso que restringen su resguardo. En ese sentido, merece la pena resaltar que la reforma en cuestión prevé mecanismos de queja y restablecimiento de contenidos que pudieran ser eliminados de forma arbitraria o injusta.

En términos generales, deja claro que tanto la libertad creativa como la libertad de opinión, enmarcadas en el derecho de acceso a la cultura y el derecho de acceso a la información, respectivamente, no pueden estar por encima del derecho de los creadores a vivir de lo que producen, o como señalan diversas constituciones del mundo, la nuestra, por ejemplo: que toda persona tiene derecho a un trabajo digno, socialmente útil y a trabajo igual, salario igual. Es en función de este derecho que los gobiernos, a través de los parlamentos están obligados a generar las mejores condiciones posibles. Si la denominada Economía de la Atención impulsada por los marcatenientes de la red quiere seguir creciendo, deberá pagar por ello a los creadores y desarrolladores de ideas. Estamos en la economía del mindware y lo saben de sobra. Un duro golpe para los numerati que alimentan de contenido las redes sociales, pues alguien tenía que decirles que no todo es cuestión de algoritmos. Es inaceptable que estas operaciones algebraicas, diseñadas y alimentadas por ellos, decidan lo que aparece en la red en función de intereses económicos y comerciales, y eliminen al mismo tiempo lo que a estos intereses no conviene. Nunca como en la actualidad la realidad social había estado tan a merced de la manipulación algorítmica. Nunca el consumo tan dirigido, nunca el arte, un ámbito de contemplación y reflexión, había sido invadido por un gélido, mecanizado e impersonal algorítmico. Visto así, los marcatenientes de la red se presentan ante los prosumidores y usuarios, por primera vez en la historia del desarrollo tecnológico de Internet, en calidad de frenemies.

El próximo 26 de octubre Christie's, subastará el retrato de un hombre vestido de negro, de aspecto puritano y rostro sombrío. Una de las primeras obras de arte del mundo pintadas por un algoritmo, mismo que aparece en la parte inferior derecha, justo en el espacio reservado a la firma del autor. Será la primera subasta de un cuadro realizado por inteligencia artificial, lo cual dispara una pregunta pertinente ¿Quién es el autor? Considerando que 1) el algoritmo fue diseñado por un colectivo de artistas que trabajan la fusión del arte con la inteligencia artificial; 2) que en el desarrollo del algoritmo, estos alimentaron el sistema con datos de 15.000 retratos pintados entre los siglos XIV y XX e introdujeron un factor discriminatorio que distinguiera obras hechas por humanos y obras hechas por la máquina; y 3) que la premisa del colectivo es que la creatividad no es inherente solo a lo humano; que un algoritmo normalmente funciona replicando el comportamiento humano, pero aprende usando su propio camino, y que cuestionan ¿Cuánto necesita un humano intervenir en una obra para que se considere artística?

Sí, el Retrato de Edmond de Belamy, como ha sido titulado, pasará a la historia del arte y de la tecnología como la primera obra algorítmica subastada. Sí, la llegada de la inteligencia artificial al mundo del arte viene acompañada de grandes desafíos, entre los principales está la autoría de estas denominadas obras de arte, de cara al derecho de autor, y más particularmente al derecho moral. Inicia pues, el diseño autoral del siglo XXI.


martes, 3 de enero de 2017

Los comunicadores clickbaits en la economía de la atención

¿De qué queremos que hable la gente?

Los clicksbaits en la datósfera de los emotions seekers han generado una nueva economía, la economía de la atención. Esa que los marcatenientes de la red tienen bien monitoreada a manera de tendencia. Pero ¿Qué son los clickbaits y qué los emotions seekers? Hace algunas décadas, quienes estudiamos ciencias de la comunicación o periodismo, solíamos analizar el impacto de estrategias comunicativas como el soundbite, esa frase, esa idea, ese concepto que las figuras públicas buscaban incrustar en la agenda pública de forma deliberada, mediante titulares y encabezados en los medios de comunicación. Eso que daba de qué hablar, tanto a los medios como a las audiencias. La pregunta era ¿De qué queremos que hable la gente? La respuesta era el saundbite que aparecía en todos los titulares. En la actualidad, las audiencias ya no se componen de agentes pasivos e inermes receptores de mensajes, sino de agentes que también producen (prosumidores); esto ha roto una de las máximas de la comunicación: “información es poder”. Las nuevas audiencias han demostrado que “la comunicación es contrapoder”.    

¿De qué está hablando la gente?

La era MuLuhan dejó atrás la era Gutenberg, misma que fue reemplazada por la actual era Microsoft; esta evolución abrió paso de forma natural a nuevas estrategias de comunicación, hoy generadas en las redes sociales, creadoras de una datósfera sin precedentes. Es así que pasamos del soundbite al clickbait. Esto es, del diseño de mensajes y discursos, al rastreo de los mismos para tratar de incidir en la agenda pública y el escenario social. Es así que el clickbait, ese contenido web orientado a jalar la atención para generar ingresos publicitarios en Internet en detrimento de la calidad y veracidad de los contenidos, ha establecido una nueva forma de comunicar ideas, ensalzando una especie de editorialismo de titulares sensacionalistas que atraigan clics y fomenten el envío y reenvío de ese tipo de material en las redes sociales. Este tipo de información clickbait llevó hace dos años a los directivos de Facebook a anunciar medidas para su disminución, por considerar que lo único que hace es distraer y restar tiempo al usuario. Sin embargo, hasta el momento no han podido hacer mucho al respecto, lo cual no debe extrañarnos, pues esta red social vive de eso, de la economía de la atención que genera su economía del “like”, que lo mismo dispara nuestra solidaridad mediante campañas de crowdfunding, que nos muestra lo ociosos e ignorantes que somos al volcar nuestra atención hacia una quinceañera; ejemplo claro de la economía de la atención, donde han ganado todos: la quinceañera, su familia, las televisoras y la ociosa audiencia. En síntesis, hoy la pregunta es ¿De qué está hablando la gente? Para actuar en consecuencia.    

Comunicadores clickbaits

Existen estrategias similares tales como el infotainment y el softnews, utilizados en revistas matutinas generalmente, que apoyan el propósito de alimentar este tipo de economía, utilizando información de la agenda pública, mostrada, comentada y discutida de manera no formal, como extensión del entretenimiento mediante roles de influencia como actores y actrices, con grandes carencias de elementos informativos. Recuérdese el caso de la conductora Andrea Legarreta, quien intentó aminorar los efectos del alza del precio del dólar, convirtiéndose en el hazmerreir de la memecracia. Pues bien, este tipo de estrategias son las que apuntalan la economía de la que hablamos, una economía que logra jalar la atención de los usuarios y televidentes, en modo tal que, termina atrayendo también a los anunciantes en calidad de patrocinadores, mediante tácticas como el producto integrado, que ha venido a suplir al product placement. En un mundo como el de hoy, donde los periodistas y analistas son, como dijera el filósofo Byung-Chul Han, emprendedores de sí mismos, es precisamente esta condición la que hace que cada uno de ellos se explote a sí mismo en su propia empresa. Es lo que explica en parte la reciente columna de Álvaro Cueva acerca de la golpiza que sufrió Ana Gabriela Guevara. Al igual que otros comunicadores más que, en busca o, mejor dicho, inmersos en esta economía de la atención, utilizan la información clickbait como mejor conviene a sus intereses o convicciones; el objetivo es generar polémica. Tenemos el caso de Nicolás Alvarado que, siendo director de TV UNAM tuvo la osadía de ofender a los juangalupanos el día menos indicado. El resultado todos lo conocemos. Álvaro Cueva salió mejor librado porque Ana Gabriela Guevara es ahora política, y ya no solo la vieja gloria del deporte nacional.

Los emotions seekers en la economía de la atención

Es aquí que se junta el hambre con las ganas de comer. Por un lado, los agoreros de coyunturas con información clickbait, por la otra, los emotions seekers (buscadores de emociones), esa gran mayoría de personas que solo están satisfechas mientras se encuentran estimuladas; que no soportan el aburrimiento, pero que se aburren con facilidad, presas fáciles de las adicciones, debido a que necesitan consumir sensaciones de manera compulsiva. Esa insaciable voracidad perceptiva hace que cuanto más fuertes sean las experiencias que van probando, más fuertes deban ser las sensaciones que requerirán experimentar para sentirse gratificadas. Suelen ser el coro de acompañamiento de denuncias y críticas en redes sociales; a quienes les basta leer el primer comentario de un post para opinar de la misma manera, descalificando categóricamente porque les estimula entrar en discusiones de todo tipo, especialmente en aquellas que reivindican sus creencias. Cuando las discusiones dejan de ser gratificantes para los emotions seekers, o la atención migra a otros temas, ellos también lo hacen. Esto explica por qué hay cada vez menos ataduras éticas y más voracidad sensorial en los contenidos televisivos y de las redes sociales, es un bucle en el que el contenido es generado sobre la base de la hiperestimulación.

Este modelo de comunicación viral que vivimos en la era del phonosapiens, será cada vez más intenso, de ello se encargan ya los coolhunters (cazadores de tendencias, o cazadores de lo cool), que van buscando, en el marco de la economía de la atención, inocular lo cool en forma de virus en todo tipo de productos y servicios. Son ellos quienes alimentan hoy las barras de opinión del infotainment y del softnews, son quienes, de la mano de los comunicadores clickbaits, mantienen entretenida a la audiencia en esa intensa e insaciable búsqueda de emociones.

lunes, 26 de enero de 2015

Prosumidores en movimiento

Comencé a leer con especial interés un libro coordinado por el maestro Guillermo Orozco, titulado “Tvmorfosis 3, Audiencias audiovisuales: consumidores en movimiento”, que llegó a mis manos por generosidad de Gabriel Torres, Director del Sistema de Radio t Televisión de la Universidad de Guadalajara. Abre el libro una sugerente reflexión del especialista argentino, Carlos Scolari, quien se pregunta ¿A dónde van las audiencias que no se quedaron? Lo primero que hago es cambiar el título para esta entrega y hablar de "prosumidores" en movimiento (consumidores insatisfechos, que tienen la posibilidad tecnológica de mejorar lo que compran y consumen).
Bajo este planteamiento me parece atinado sugerir que las audiencias se encuentran, ni siquiera en otros medios, sino en otras plataformas, ni siquiera consumiendo, sino prosumiendo.
Y es que en la actualidad las audiencias son todo menos un conglomerado de receptores pasivos; son audiencias cada vez más participativas en y desde las redes sociales. Lo anterior, debido a que la explosión tecnológica de la comunicación que experimentamos, ha recolocado el orden del paradigma informacional Emisor-Mensaje-Receptor, un fenómeno que ha llevado a la mayoría de los medios de comunicación ha optar por el camino fácil del soft news, del infotainment y de las notas de agencia. Han desaparecido casi por completo el paradigma de Lasswell.
En la actualidad, quienes nos dedicamos al análisis de la comunicación y la cultura, vemos que la diferencia fundamental entre los discursos político, cultural, publicitario, etcétera, reside en la importancia que se le otorga al receptor en cada uno de estos ámbitos. En ese sentido, en la era de las comunicaciones que estamos viviendo cada vez de manera más intensa e interactiva, como bien apunta el semiólogo italiano, Umberto Eco, las batallas se ganan desde el receptor. Por ello es que vemos a todos los medios, tradicionales y emergentes, viviendo a diario por y para los followers en las redes sociales, el rating del siglo XXI. Lo lamentable es que al mismo tiempo van dejando de lado el esencial compromiso de explicar, de narrar, de describir, de contar historias... Por algo, el especialista camerunés Dominique Wolton, ha señalado el acto de comunicar como el gran reto del siglo XXI.
Lo decía Octavio Paz en su momento, a cada explosión de la comunicación, corresponde una implosión del pensamiento. Esto es precisamente lo que hacen especialistas como Guillermo Orozco, José Carlos Lozano, Germán Franco, Ignacio Ramonet, Wolton y Scolari en el citado libro, analizar la implosión del pensamiento que ha generado la era de las telecomunicaciones.

lunes, 4 de marzo de 2013

La juventud como profesión (Perdón por no entender la música electrónica)


Primero que nada, y antes de ser descalificado por los lectores que no estén de acuerdo con lo que voy a decir, advierto que no me gusta la música electrónica. Desde hace algunos años cuestiono el mundo de las manifestaciones creativas que se difunden a través de las industrias culturales, y ahora también a través de los creadores mismos que se han convertido en prosumidores, citando a Néstor García Canclini. En lo personal creo que este fenómeno tiene su raíz en ese cambio de paradigma que vivimos a finales del siglo pasado, en el que se dejó de vender lo que se creaba para comenzar a crear sólo aquello que se vende. En el caso de la música electrónica, cuyo éxito exponencial parece descansar en esa fusión entre el pop de masas con un género que hasta antes de su explosivo éxito, era minoritario, casi experimental, algo debió suceder para que David Guetta, el aclamado dueño de las noches de Ibiza, se haya convertido en el DJ más famoso del mundo. ¿En qué momento, él en lo particular, y la música electrónica en lo general, fueron tocados por el virus de lo cool? Me aventuro a pensar que después de introducir el denominado house en las discotecas de París y en el momento en que los promotores de éste género supieron identificar esa tendencia generacional y hacer de la juventud una profesión.
Algo debió pasar en la estructura económica mundial para que la revista Forbes coloque a Guetta en los primeros lugares de su ranking a los 44 años de edad por facturar más de 11 millones de euros en un año de sesiones. El colectivo Swedish House Mafia y el californiano Steve Aoki y todos, a excepción del número uno, el holandés Tiësto, generan más de 17 millones. Según el diario El País, los 10 DJ´S mejor pagados del mundo superaron el año pasado los 100 millones de euros. Más de lo que facturó el equipo completo de Los Lakers. Perdón, pero con todo y esto, sigo sin ver en esta actividad algo de talento o virtud. Quizá haya más de fondo, no lo sé.
Lo que veo es un negocio rentable que vino a revivir las fiestas raves y los discjockeys de la década de los noventa. En Estados Unidos este fenómeno ha sido guiado por un modelo de negocios distinto; comandado por promotores musicales que han logrado enterrar el estigma del pasado hasta logar tener a un Skrillex en el número dos de la lista Forbes a sus 24 años de edad, y el acontecimiento más importante de éste género (El Electronic Daisy Carnival) de Las Vegas, con una asistencia que ronda los 320 mil aficionados y una derrama de 40 millones de dólares.
Está visto que en la actualidad la apropiación de los movimientos musicales se genera de arriba abajo; y a partir de los criterios de los coolhunters que saben sacar partido a quienes van aceptado la idea de hacer de la juventud una profesión.