Carlos Lara G.
En la Ciudad de
México existen seis leyes relacionadas con la actividad cultural, en dos de ellas,
la de espectáculos públicos y la de fomento a la cultura, podría establecerse
un capítulo para enmarcar los denominados Centros Culturales Independientes, pero no, la
legisladora Gaby Osorio quiere una Ley. Desde hace algunos años, un grupo de
legisladores viene impulsando la creencia de que sus ideas deben ser plasmadas
en la Constitución, por estar inspiradas en la necesidad del pueblo, y no
admiten otro ordenamiento. Creen que es con leyes como se deben solucionar los
problemas, y no admiten diagnósticos. Apuestan por la realización de foros en
los que avivan la urgente necesidad de aprobar sus ideas. Estos ejercicios
plebiscitarios están bien, pero estarían mejor si tuvieran diagnósticos y
análisis sobre su pertinencia. Ahí tienen la Constitución
de la ciudad, acabó siendo un catálogo de reivindicaciones, por este tipo de ejercicios
y ocurrencias.
Entiendo que una
de las principales razones por las cuales desean hacer una ley de espacios
alternativos o independientes (aún no se ponen de acuerdo en cual de los dos
términos quedaría), es que la burocracia existente los asfixia y no les deja
operar, vamos, les da un trato de bar, cantina, centro de espectáculos etc. Sin
embargo, están creando otra burocracia sin darse cuenta. Veamos, de las seis
leyes existentes en la Ciudad de México relacionadas con la actividad cultura,
dos de ellas pueden abrazar un capítulo con esta propuesta ¿Para qué crear una
séptima ley? Plantean además crear una ventanilla única de atención ¿Sabrán que
eso es discriminatorio? Pretenden también solicitar una carta de buena conducta
vecinal a estos establecimientos ¿Saben lo engorroso que es esto? Y el colmo, proponen
la creación de un consejo consultivo…Insisto, condenan la actual burocracia,
pero generan otra.
Uno de los principales
problemas es el conceptual y no es menor, no saben cómo denominar a estos
espacios, si independientes o alternativos. Hasta donde sé, hay un común
denominador en ambas denominaciones, y es que no solo esperan el reconocimiento
de su existencia con esta suerte de acta de nacimiento que proponen, con la
venia de los vecinos y del consejo, sino también apoyos económicos. Es verdad
que no existe una licencia específica ¿Por qué no trabajar en ello? Quienes
optan por denominarlos espacios independientes, albergando la idea al mismo
tiempo de obtener apoyos económicos del gobierno, es como la paradoja del hijo
que va de independiente, pero desayuna, come y cena en casa de los padres. Bajo
mi punto de vista, deberían considerar que una ley es de observancia general, y
este marco podría beneficiar a unos establecimientos más que a otros, ya por
sus características, metros cuadrados etc… como por su actividad. Estos
denominados ECI, por lo que he podido observar en artículos y estudios de
algunos colegas, están en aproximadamente siete alcaldías, no en toda la ciudad.
Por lo tanto, su creación y regulación, podría hacerse desde cada una de las
alcaldías donde se encuentran. Sí, un reglamento diputada Osorio. Pero no,
habrá de hacerse una ley más, para que se vea el tamaño del compromiso con este
sector. Vaya forma de legislar, diría Porfirio.
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