Una propuesta para la secretaria de cultura
Carlos Lara G.
Estimada
Secretaria Alejandra Frausto, espero que cuando terminen de hacer justicia a Benito
Juárez, Emiliano Zapata, Pancho Villa, José Revueltas etc. le quede tiempo para
pensar en el desarrollo cultural y económico del país. ¿Que por qué digo esto?
Por los necios símbolos del Presidente
que no le permiten ver, en el caso de las Islas Marías, el potencial del patrimonio
insular mexicano y explorar una posible brecha en el sendero del turismo
cultural, porque tener la mirada puesta en una isla y en un preso. Pesa en sus
decisiones esa suerte de calendario mental pendiente en su memoria selectiva. Espero
de verdad pueda hacer algo al respecto.
Hace unos días materializó
la propuesta de las Islas Marías, como de costumbre, sin diagnóstico alguno.
Primero dijo que sería una especie de Los Pinos II; semanas después se
arrepintió, no sabemos por qué, en lo personal creí que haría un estudio mínimo
del tema, pero no. En el marco de sus cien días de gobierno (lo que son las
cosas, en honor a Franklin D. Roosvelt, le guste o no), señaló que las Islas
Marías, ahora en honor a José Revueltas, dejarían de ser una cárcel, para convertirse
en un espacio para los jóvenes, para que estos vayan a cuidar la naturaleza. Así,
con esos datos y esos indicadores en la mano. Los lectores de Revueltas
estallaron en júbilo en las oficinas del Fondo de Cultura Económica.
Lo primero que me
viene a la mente Secretaria, es la necesidad de registrar, catalogar y
aprovechar, hasta donde sea posible, el patrimonio insular de nuestro país como
un recurso estratégico para el desarrollo. Hace más de quince años me di a la
tarea de hacer un ensayo sobre el tema, en el marco del naciente Programa
Nacional de Turismo Cultural, pero desistí, entre otras cosas porque ni la
Secretaría de Marina, ni la Secretaría de Relaciones Exteriores, ni la
Secretaría de Gobernación, atinaban a decir, no sólo cuántas islas tiene
nuestro país, sino también cuántas le pertenecen. Sin embargo, conservo y le
comparto algunos libros adquirí en ese proceso: México y el régimen del mar, una serie de ensayos de diversos
especialistas en la materia, escrito en 1974 y publicado por las Secretaría de
Relaciones Exteriores. Destacan entre los participantes Emilio O. Rabasa,
Alfonso García Robles y Antonio Gómez Robledo. Otra publicación consultada en
ese momento fue El territorio insular de
México, escrito por Marineyla Cabada Huerta y publicado por la Cámara de
Diputados en 2005. La autora hace aquí una interesante recopilación histórica
encaminada a registrar y catalogar este importante patrimonio cultural.
Otra de las
publicaciones es la coordinada por Elías Cárdenas, que lleva por título ¿Dónde
está la Isla Bermeja? Un estudio multidisciplinario sobre la posible existencia
y destino de esta isla, a partir de un análisis oceanográfico, aéreo y
geohistórico-cartográfico, editado por Migue Ángel Porrúa.
Durante esta recopilación
de información, supe que había una serie de islas, que componen el denominado Archipiélago
del norte y los farallones frente a las costas de California, en territorio
norteamericano, que pertenece a nuestro país, por no figurar en el Tratado de
Guadalupe Hidalgo del 2 de febrero de 1948. Supe también de la Isla de
Clipperton (popularmente conocida como La isla de la pasión, por el famoso documental),
ubicada al suroeste de Acapulco, y que pertenece a Francia, luego de un juicio internacional.
Por el citado libro de Elías Cárdenas, me enteré también de la “existencia” de
la Isla Bermeja, al norte de Campeche. En su estudio el autor trata de demostrar
la desaparición de dicha isla, mejor dicho, su inmersión intencional, pues cabe
señalar que las discusiones al respecto oscilan entre el cambio climático y la
versión complotista de que fue desaparecida por la CIA, por motivos
relacionados al petróleo que la circunvalaba. De hecho, en 2008 un grupo de
Senadores solicitó al Ejecutivo Federal, a la Secretaría de Relaciones
Exteriores y a la de Marina, realizaran un informe basado en una nueva
inspección sobre la zona.
Como sabe,
recientemente las Islas Revillagigedo, ubicadas en el Océano Pacífico, fueron declaradas Área Natural Protegida, con
carácter de Parque Nacional. La propia UNESCO otorgó
a este archipiélago la Declaratoria Oficial de “Patrimonio Mundial de la
Humanidad”. Es un sitio visitado por
una cantidad importante de turistas de todas partes del mundo, especializados e
interesados en el buceo profesional. Tenemos además Isla Mujeres, frente a
Cancún, Isla Cozumel, también en el caribe mexicano, Isla Holbox, en la
península de Yucatán, Isla del Carmen, en Campeche, Janitzio en Michoacán, las
islas Espíritu Santo y Todos los Santos en Baja California sur. Qué quiero
decir con esto, que el patrimonio insular mexicano puede ser mejor aprovechado.
Un adecuado registro, una cuidadosa catalogación y un correcto aprovechamiento,
podrían detonar una vertiente importante en el sendero del turismo cultural. Una
alternativa al desmantelamiento del programa Pueblos Mágicos y al pretendido Tren
Maya, en el marco del Programa Nacional de Desarrollo y del Programa Nacional
de Cultura; hacer una especie de Programa Nacional de Patrimonio Insular. Es
más, podría ser una de las primeras acciones a realizar con la Semarnat, en el
marco del convenio que acaba usted de firmar con dicha secretaría.
Espero de verdad
Secretaria, que el revanchismo histórico de los que gritan “menos Paz y mas
Revueltas”, sea capaz de ver más allá de un escritor, más allá de una isla para
entretener jóvenes, ver el patrimonio insular de nuestro país en su conjunto. Por
tanto, mi propuesta en el marco de la Consulta para el Plan Nacional de Desarrollo
es, que sean estos jóvenes de las Islas Marías quienes colaboren en la
integración del registro y catalogación de nuestro patrimonio insular, bajo la
coordinación de su secretaría y Semarnat, con la asesoría técnica de las
secretarías de Marina, Gobernación y Relaciones Exteriores, tomando, por
ejemplo, el Islario de 1900 del maestro Antonio García Cubas, como línea de
base. Que desde las Islas Marías se trabaje el registro, la catalogación y la
conformación de un Programa Nacional de Patrimonio Insular.
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