jueves, 26 de febrero de 2015

Un nuevo modelo de promoción cultural basado en el contagio y el dirigismo corporativo

Un nuevo modelo de promoción cultural basado en el contagio y el dirigismo corporativo

En una reciente entrevista con la revista de publirreportajes "Quién", el presidente del Patronato del Museo Tamayo, David Cohen Sitton fue presentado como “el hombre detrás del éxito de la exposición de Yayoi Kusama” titulada "Obsesión infinita". La revista le dio la portada y 12 largas páginas a quien por cierto es también integrante de su Consejo Editorial. En fin, un descaro editorial propio de este tipo de publicaciones. Lo ensalza como el modelo de promoción cultural por las 335 mil visitantes que generó en el citado museo, y que si nos descuidamos, el CONACULTA y el INBA fueron meros espectadores del trabajo de este nuevo Quijote de la promoción cultural. Dichas instituciones refutaron ya a Cohen su pedante actitud.
Un grupo de colegas y yo expresamos lo que pensamos al respecto a través de Facebook. Para unos es indignante la forma en que la revista y el adonis de la portada dejan de lado a las instituciones; otros, reconociendo que faltó humildad ven en este tipo de acciones una nueva forma de gestión cultural, basada en esa asociación público-privada…Para quien esto escribe, estamos ante el modelo del patrocinador empresarial Chico Pardo y compañía, que podríamos denominar Modelo de Contagio Cultural Pabloviano, que cuenta con el apoyo de revistas como estas, de la banalidad y la cursilería que tratan siempre de vender arte e ingenio donde arte e ingenio no hay. Ahora bien, es verdad que la exposición, a la que por cierto asistí por invitación de las tiendas Elektra (parte del modelo al que hago referencia), tuvo éxito porque en la actualidad la mayoría de la gente acude a los museos, más por el contagio cultural que genera la publicación del estatus en sus redes sociales, que por las invitaciones que hacen las instituciones.
Cuestiono el tipo y la forma en que estas revistas buscan incidir, inducir y plasmar ideas con un irresponsable aligeramiento efectista basado en el publirreportaje pagado. Respecto a las visitas corporativas que impulsa este nuevo modelo de promoción cultural, considero que es un buen ejercicio de iniciación para el público, pero me niego a aceptarlo como lo impulsa la citada revista como el canon de medición del consumo cultural actual. Por revistas como estas, del género del "famoseo", tenemos como virtuosos al flautista Horacio Franco y a la directora Alondra de la Parra...Podrían ser de verdad muy virtuosos si se dedicaran menos a hacerse famosos. Las alfombras rojas achatan el talento, es el caso del flautista.
Me dice un colega a través del chat que los fundadores de Museo Tamayo supieron granjearse el apoyo de importantes empresas y empresarios, por lo que vería incongruente que afloraran ahora los celos de Estado. Estoy de acuerdo, pero solo a condición de aceptar que todo ha cambiado; que ya no existe el mal llamado mecenazgo, que por cierto en México fue siempre corporativo. Hoy tenemos un patrocinazgo y los patronos son gente como Carlos Hank Rhon, quien tiene en el Museo Tamayo la sala 1 con su nombre.

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