sábado, 5 de octubre de 2013

No se aceptan devluciones, ni críticas infundadas

La comentocracia cinematográfica que integran los miles de entendidos de las redes sociales está indignada con el éxito en taquilla de Eugenio Derbez No se aceptan devoluciones. Han dejado en paz a Laura Bozo para ensañarse ahora con el cómico por haber traicionado al cine mexicano (Sic) al llevar a cabo un sketch cómico “melodramático inaguantable, predecible, pobremente estructurado, dirigido y actuado que ve sus mejores momentos en lo entrañable de sus albures y recuerdos de sus personajes televisivos”. Esto es lo que yo llamo “Mal de taquilla” y lo padecen generalmente los aspirantes a Cannes. En general son los mismos que aplauden las cintas de mojados, corrupción y violencia que siguen haciendo Demián Bichir (Better Life); Luis Mandoki (La vida precoz y breve de Sabina Rivas); Amat Escalante (Heli) Juan Carlos Valdivia (American Visa) y Diego Quemada-Díez (La jaula de oro), sólo por citar unos ejemplos de ese rebautizado cada diez años como “Nuevo cine mexicano”. Películas reconocidas y alabadas por su majestad las redes sociales; premiadas en festivales internacionales por recrear un universo narrativo ramplón, estancado en la melancolía de nuestras desgracias. Eso que a los extranjeros aún resulta  exótico; como si no hubiera otro vehículo narrativo que el de un país jodido, ni más papeles a nominar que esos de Demián Bichir haciendo de jardinero en Estados Unidos; Heli, contando una historia más de violencia y narcotráfico; La jaula de oro, un drama migratorio más; Después de Lucía los efectos del bullying…
En su momento critiqué el patrioterismo meloso de Cinco de Mayo, la batalla, porque tanto su director, como la comentocracia cinematográfica trataron de venderla al público como una obra digna del séptimo arte; como cine de autor y todas esas chocarrerías que suelen aplicar los directores de cine que dicen que en México no hacen cine, hacen milagros… Cinco de Mayo es un buen complemento del libro de texto gratuito, cortesía del Gobierno de Puebla, por eso debía ser melosa y patriotera. Nosotros los nobles tiene su parte criticable también en esa escandalosa atmósfera de consumo inducido que generó a través de los medios de comunicación, parecía una competencia contra reloj por lograr un record de taquilla en el menor tiempo posible. Sin embargo, a diferencia de Cinco de Mayo, fue financiada por la iniciativa privada y no por el Estado.   
El éxito de No se aceptan devoluciones es explicable a partir del poder que ejerce la pantalla chica en México. Si, de cómo la pantalla chica te puede catapultar o a la presidencia de la república o a la pantalla grande. Atajo, camino fácil, aligeramiento efectista lo que el lector guste, bajo mi punto de vista es una comedia mexicana muy divertida que no aspira a nada más que a hacer reír recreando parte de nuestra identidad cultural. No encuentro ningún fundamento en las eruditas críticas de quienes aspiran a sentirse parte del universo de entendidos; vamos, tampoco es que la estén proyectando en la aburrida cineteca nacional para ensañarse de esa manera. Por cierto, el desplante que hicieron al actor Eugenio Derbez los actores mexicanos radicados en la Unión Americana a quienes invitó a la premier, refleja el “Mal de taquilla” que éstos padecen. Deberían reconocer por lo menos que de la misma manera que Amores perros, Heli, La jaula de oro, Better life…están apuntalando el denominado Mexican new wave en el mundo, directores como Gary Alasraky y Eugenio Derbez están comenzando a hacer industria y eso es bueno para todos.
 

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