
EL PRIMER GRAN RETO
PARA TOVAR Y DE TERESA
De aprobarse la
propuesta que envió el pasado viernes el presidente, Enrique Peña Nieto, para
su discusión en el Congreso de la Unión, en la cual se destinaría en el 2013 un
total de 5,069 millones 162,097 pesos para el Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes (Conaculta), reducción de 37% con relación al 2012, Carlos Lara ve
un primer gran reto para el nuevo Presidente del instituto cultural, Rafael
Tovar y de Teresa, a quien considera un hombre de amplia experiencia y cuya aceptación
del cargo califica como “un acto de generosidad porque él ya había hecho su
tarea. “La primera prueba
de fuego que tiene es la reducción del presupuesto a la cultura de acuerdo con
la propuesta del presidente Peña Nieto, que es una reducción significativa y
allí reside su primer reto. Se va a encontrar con nuevos retos, estructuras,
leyes y modelos, como los etiquetados, que no existía antes y son una mala
costumbre. “Este año se
presentaron arriba de 1,000 proyectos, la Cámara de Diputados los etiqueta a
través de la Comisión de Cultura, pero con eso está metiendo un desorden a la
política cultural de nuestro país porque vienen alcaldes, gobernadores,
directores de museos, todo tipo de promotores culturales, y gestionan esos
recursos y si logran que se los etiquete, ya nada más pasan a Conaculta a
cobrarlo, pero si ese dinero, en cambio, entrara directamente a Conaculta, se
destinaría con una visión de política cultural a través de un diagnóstico [...]
le arrebatas al Consejo la facultad que tiene para dirigir la política cultural
del país y se convierte en una ventanilla de pagos”.
Y LO QUE SIGUE
Interrogado sobre
otros asuntos prioritarios en el subsector, Lara comenta: “Lo primero es
ordenar los criterios con los cuales la Cámara etiqueta esos recursos. Hoy por
hoy, tenemos una cifra de millones de pesos que jamás los había tenido el
Conaculta. “Lo segundo es que
exista una ley general de coordinación cultural, donde se establezca qué debe
hacer la Federación, los estados y los municipios en materia de cultura. “Y el tercer punto
sería repensar la cultura en el contexto de la posmodernidad, lo cual implica
hacer un ejercicio para verla en sus tres esferas fundamentales: la
antropológica (cómo la definimos), la jurídica (verla como un derecho, ya que
el Artículo 4 de la Constitución así la reconoce) y la simbólica. Ese cambio o
ese giro implica, necesariamente, pensar la cultura asociada al desarrollo,
como la están pensando las organizaciones internacionales, como la UNESCO. “Se trata de
romper con esa visión miope y hacer políticas transversales, una agenda para
impulsar la recreación, el esparcimiento y el tiempo libre. La política
cultural debe trascender la barrera de los espectáculos y proyectarse como eje
estratégico del desarrollo humano e integral, que la gente tenga dónde recrear
su identidad, que los niños y jóvenes tengan dónde jugar. Eso es parte
fundamental de lo que tiene que hacer la cultura y no solamente seguir trayendo
grandes eventos que, por otro lado, solamente se pueden ver en ciertas ciudades
y, por ejemplo, nuestra capacidad no da para que llegue a todos lados la mal
llamada Orquesta Sinfónica Nacional”.
REPLANTEAR UNA
POLÍTICA REGIONAL
“Por lo mismo,
también se debe replantear una política regional que garantice la presencia y
el acceso a bienes culturales en la mayoría de los municipios. El gran reto es
ser capaces de habilitar espacios para la cultura, pero como parte de una
verdadera política, no como esas orquestas de TV Azteca en plan teletón, sino
una verdadera política cultural que ofrezca el derecho al acceso a la cultura a
todos los mexicanos”.
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