El análisis del especialista en difusión de la ciencia y la cultura, Carlos Lara, sobre las plataformas en este rubro ante las próximas elecciones, desenmascara el poco interés de los tres principales partidos políticos por construir un verdadero programa de Estado, por más que así lo proclamen. Se trata de un diagnóstico que demuestra su falta de compromiso.
Por
Judith Amador Tello. Revista Proceso sección cultura
MEXICO, DF. Cada
seis años es lo mismo: los candidatos a la presidencia de la República hacen
sus promesas de campaña, aunque no siempre cumplan. De un tiempo a la fecha el
tema de la cultura pasó a formar parte de éstas. Lo mismo se ofrece una
secretaría que incrementar el presupuesto, hacer “llegar” el arte al último
rincón del país o favorecer las expresiones regionales y locales.
Ahora, los tres
primeros candidatos, Andrés Manuel López Obrador, de la Revolución Democrática
(PRD); Enrique Peña Nieto, del Revolucionario Institucional (PRI); y Josefina
Vázquez Mota, de Acción Nacional (PAN), no han dejado pasar el tema, y de la
mano de escritores, creadores, promotores culturales o incluso personajes de la
farándula van soltando ideas.
Resultado de
diversos foros dentro de sus respectivos partidos, plantean o eluden temas,
coinciden en la necesidad de una política cultural “de Estado”, pero no dicen
qué es, o difieren en temas como el turismo cultural, la diplomacia, los medios
de comunicación, el papel de la cultura en los tratados de libre comercio o la
permanencia o desaparición del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
(Conaculta).
Al hacer un
análisis de las plataformas que los partidos presentaron por ley, el
especialista Carlos Alberto Lara señala sus debilidades y fortalezas y expone
la necesidad de llevar a los candidatos un documento donde se establezcan las
carencias y pendientes del sector, y se les cuestione hasta qué grado estarán
realmente comprometidos con la cultura.
Maestro en
Comunicación con especialidad en Difusión de la Ciencia y la Cultura y exasesor
parlamentario del PAN en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados hace
varios años, comienza por la idea de sustituir al Conaculta por una Secretaría
de Cultura, lanzada hace unas semanas por López Obrador, quien hasta ofreció la
cartera a la escritora Elena Poniatowska, aunque en los foros de Morena Cultura
(Movimiento de Regeneración Nacional), tiene mayor visibilidad el también
escritor Paco Ignacio Taibo II.
Según Lara, en
los primeros foros realizados en las Fundaciones Colosio, del PRI, y Rafael
Preciado, del PAN, aparecía también la idea, pero al final no se plasmó en las
plataformas, aunque ambos partidos se han expresado en favor en diferentes
documentos.
Los trabajadores
de los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) y de Bellas
Artes (INBA) se han opuesto sistemáticamente tanto a la existencia del
Conaculta como a una secretaría, pues consideran que la cultura debe estar en
el ámbito de la educación. Y además han defendido la persistencia de ambas
instancias. El candidato de la coalición PRD-PT aclaró que respetará su
personalidad jurídica.
–El tema ha sido
muy polémico. ¿Puede ser la razón por la cual los otros dos partidos no hablan
de esto, aunque quizá esté en sus planes?
–Es parte de los
descuidos. Sin duda es un tema polémico, pero aun con lo cerrado que pueda
estar la elección no pasa nada. Lo mínimo que pueden hacer los candidatos es
darnos un poco de claridad y certeza.
Le llama la
atención que de llegar a la presidencia el candidato perredista designara a
Juan Ramón de la Fuente como posible secretario de Educación Pública de su
gabinete, cuando en el coloquio “Ciencia y Humanismo”, realizado a principios
de este año, el exrector con otros científicos, propuso a los candidatos una
Secretaría de Cultura, Ciencia y Tecnología. Hasta hoy no ha habido ninguno que
se pronuncie en favor.
Más grave aún le
parece a Lara la ambigüedad:
“Que el PAN diga
vamos a ‘redimensionar al Conaculta’, ¿qué es redimensionar?, o que el PRI no
se tome la molestia de decantarse por el tema.”
Hace tiempo,
recuerda el investigador, el PRD invitó a un foro al antropólogo Néstor García
Canclini, quien propuso una Secretaría de Cultura y Comunicación, considerando
el peso de los medios masivos. ¿Qué pasó con esa propuesta?, pregunta. E igual
rememora que el escritor Gabriel Zaid señaló hace muchos años que la Secretaría
de Gobernación debía “sacar las manos de la cultura” y entregar a las
instancias correspondientes áreas como el Archivo General de la Nación (AGN).
En su opinión la
nomenclatura no es lo importante, puede ser instituto, secretaría o el mismo
Conaculta con el marco jurídico adecuado y sus funciones bien delimitadas. Una
secretaría “suena muy bien” pues da la imagen de preocupación por el sector. El
problema es que el PRD no dice cómo se creará, qué clase de organismo será y
cómo armonizaría con los institutos sin repetir al “Frankenstein” de ahora.
“¿Por qué no
hacer una gran dirección dentro del esquema de la SEP? Nadie lo ha planteado y
podría ser una opción”, cuestiona, y agrega que el derecho al acceso a la
cultura debe garantizarse a través de la educación. Comparte pues la visión de
los antropólogos del INAH en el sentido de no separar educación y cultura, y
vincular los artículos segundo, tercero y cuarto constitucionales (relativos a
las garantías individuales, educación y derecho a la cultura).
Atribuye a ese
planteamiento que una de los puntos coincidentes entre las tres plataformas sea
reforzar la educación artística, “introducir habilidades artístico-culturales
en la educación básica para estimular la creación desde este nivel educativo”.
El problema, de nuevo, es no decir “a partir de qué medidas y acciones”.
DOS
PROYECTOS
Otro tema
señalado en las tres plataformas es la necesidad de establecer una política
cultural desde el Estado, pero lo único que hacen es “verbalizar, hablan en
general, bajo diferentes enunciaciones: impulsar, fomentar, actualizar,
modernizar”, nada concreto dice Lara, y expone:
“Lo que ha
sucedido es que el mercado ha rebasado al Estado y éste ya no es rector de
nada. Lo veo como un mero aficionado en lo que ocurre en telecomunicaciones, en
patrimonio, en materia de concesiones. Incluso en problemas como el de Mexicana
(al línea aérea) y podríamos citar más donde el Estado ha perdido la
conducción.
“Suena muy
bonito decir que va a hacerse desde el Estado, no pensando en un sexenio. Lo
entiendo. Me parece que quien va un poco más allá en la propuesta es el PRD,
habla incluso de incorporar al artículo segundo el tema e indica la obligación
del Estado con la cultura.”
Los otros dos no
son tan claros. El PRI, porque considera que de algún modo le tocó fomentar la
política que existió durante su mandato de más de setenta años, el nacionalismo
revolucionario, todo desde el Estado: instituciones, leyes, presupuestos. Hacia
los ochenta comenzó el debilitamiento del Estado y la participación de la
iniciativa privada.
El PAN, en su
gestión cultural de dos sexenios se caracterizó por una mayor inversión
privada, “lo cual no es malo, lo malo fue y es haber reducido el compromiso del
Estado, eso es peligroso”. Destaca el incremento al presupuesto logrado en
estos últimos años, pero aclara “no es obra y gracia el PAN sino de los tres
partidos que hicieron el trabajo en la Cámara de Diputados”.
Para López
Obrador política y económicamente no hay tres opciones electorales, sino sólo
dos proyectos de nación: El neoliberalismo, donde el Estado ha declinado en sus
funciones, representado por el PRI y PAN, y la izquierda. Entonces se le
pregunta:
–Si el PRD
promete recuperar el papel del Estado en cultura, ¿se puede hablar también de
dos proyectos de nación en la materia?, considerando además que ambos partidos
le dan más peso a la participación privada con temas como el turismo o la
factibilidad cultural.
–¡Claro! Es un
punto interesante, de entrada te diría tajante que, en efecto, son dos
proyectos distintos.
Considera que
tanto el PRI como el PAN, impulsores del Tratado de Libre Comercio con América
del Norte (TLCAN), viven y han gobernado en “la realidad” del mundo
globalizado. En cambio en la plataforma obradorista de hace seis años no
aparecía el mundo por ningún lado, “parecía un programa municipal de cultura (…
ironizando)”.
Ahora el PRD
hace un esfuerzo por incorporar aspectos internacionales, pero sobre todo por
la responsabilidad del Estado en cultura, y ofrece la secretaría, mayor
presupuesto, pero no ha gobernado a nivel nacional y por tanto “no tiene una
estructura… y se aferra a la teoría, es más el deseo”.
La cuestión del
“deseo” no tiene su origen en las fallas o falta de políticas culturales de los
últimos años, particularmente con el PAN, señaladas por la crítica. Admite que
han “hecho lo que han podido”, en el margen de las reglas del mercado, “que es
una condición con la cual no contábamos”. Pero no cree que el Estado sea capaz
ya de sostener toda la cultura del país, con su patrimonio inmenso, la
promoción cultural, los festivales, las festividades:
“Es impensable
que sólo a partir del Estado se pueda desarrollar. El Estado debe ser rector de
la economía, de las telecomunicaciones, de la gestión cultural, ahí debe hacer
su trabajo: Leyes, presupuestos, pero también dejarse ayudar, la nueva realidad
implica eso.”
–Ninguno de los
tres candidatos ha gobernado a nivel federal, pero han tenido instituciones
culturales bajo su mando: López Obrador creó la Secretaría de Cultura en el
Distrito Federal; Peña Nieto tuvo el Instituto Mexiquense de Cultura, y como
titular de la SEP, Vázquez Mota, al Conaculta, ¿Cuál es su evaluación?
–El PRD no es
nacional, hay que ponerlo en su justa dimensión. Hablando del candidato, me
parece que la gestión de López Obrador es la mejor que ha tenido el Distrito
Federal en muchos sentidos. Hoy estamos frente al aligeramiento efectista: La
pista de hielo, en fin… se ha confundido la cultura con el espectáculo.
Admite que
tampoco el PAN y el PRI han separado la cultura de la farándula. Agrega que el
candidato del PRI “evidentemente no llega en el mejor de sus momentos: Es la
inmediatez coyuntural de los intereses televisivos, en cultura ni mal ni bien y
en el ámbito personal las redes sociales ya han hecho hasta escarnio, no creo
que pueda presentar algo relevante porque son demasiados los intereses que trae
detrás, pero sí tiene una plataforma, trae un equipo, una estructura.
“Para el PAN no
es un tema que le quite el sueño o al que le destine estructura, tiempo o
recursos. Ha salido adelante gracias al desempeño de dos personas que se
dedicaron a hacer gestión cultural, no cuento a Sergio Vela porque faltó tiempo
para hacer una evaluación, no fue afortunado, no supo aprovechar esa gran
oportunidad.”
En su opinión,
Sari Bermúdez contó como Rafael Tovar y de Teresa en su momento, con el
respaldo presidencial y la permanencia en el cargo, esenciales para que
funcionara el proyecto, armó un equipo, se puso a trabajar.
Termina con
Consuelo Sáizar quien, dice, ha contado también con el respaldo de Felipe
Calderón y de la dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación, Elba Esther Gordillo, pero ve mal que en su equipo se hayan dado
tantos cambios. Y puntualiza que no ha tenido claridad en los objetivos del
supuesto proyecto de “política cultural del siglo XXI”, del cual habla en sus
discursos.
No ha sido un
partido con un equipo, una noción clara, ha tenido muchos aciertos pero también
fallas. De la candidata panista opina que tiene un bagaje en la administración
pública que le permitió ganar la candidatura, pero insiste en que el PAN no
supo generar, en doce años, una estructura ni cuadros como sí lo han hecho el
PRD y el PRI.
–Alonso Lujambio
aceptó que sólo dedicaba el 5% de su tiempo de secretario al tema de la cultura,
¿ella también estuvo ausente?
–Sí… El tema de
la SEP se vino al traste cuando comenzó a ser un espacio dominado por
políticos, ahí se rompe el paradigma vasconcelista. Es como en la Secretaría de
Relaciones Exteriores: ¿Quienes le dieron prestigio, presencia y lustre al
país? Los poetas, los escritores, que se iban de embajadores o agregados
culturales, toda una casta muy importante. Llegan Derbez y compañía y comienzan
a deshacer, fue lamentable, por decir lo menos. Lo mismo pasó en la SEP: Cuando
llega Porfirio Muñoz Ledo comienza el declive y se convierte en un espacio
político más y se da la separación de la cultura.
VIEJO
ESQUEMA
Otro tema
polémico es el turismo cultural, con el cual tanto el PAN como el PRI han
manifestado seguirán adelante, mientras el PRD ofrece por el contrario
preservar por sobre todo el patrimonio cultural. De la misma manera, el papel
de los medios de televisión es tema en el partido del sol, que se propone
“democratizarlos”, aunque no diga cómo. De hecho, en contra de su plataforma,
aprobó estos días una reforma calificada de “inconstitucional” que terminó por
beneficiar nuevamente a las televisoras (Proceso, 1850).
“Tiene una
propuesta de reformar el articulo dos, fundamental, en donde enfatiza cuál debe
ser el compromiso del Estado con la educación, la cultura, son los tres
aspectos que enmarcan: la educación no puede estar separada del proyecto de
nación al que aspiramos. Y me parece avanzado que al hablar de medios públicos,
mencione cómo se deben dar las concesiones. Pero como te decía, está basado en
la teoría, y no se mete con los medios comerciales, sino con los públicos.”
Salvo el
planteamiento del PRD, los medios de comunicación masiva son poco tomados en
cuenta en las políticas culturales; igual pasa con el internet, las redes
sociales, la sociedad del conocimiento o las nuevas tecnologías, la relación
del sector cultural con Relaciones Exteriores, Economía, Hacienda o Desarrollo
Social. Las plataformas parecen seguir con el esquema de las bellas artes y la
administración de los recursos públicos. Es, en suma, un modelo difusionista, y
concluye: “Es necesario
saber qué planes, programas y acciones concretas llevarían a cabo en los
diversos rubros del subsector para impulsar, fomentar, actualizar o modernizar
lo que entienden por política cultural de Estado.”
Disponible en: http://www.sinembargo.mx/22-04-2012/213505
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