El límite de nuestro lenguaje, de nuestra cultura,
es el límite de nuestro mundo.
José Antonio Marina
Los padres de Martí Batres, registraron a sus hijos con nombres de
destacados santones del pensamiento zurdo. Viven orgullosos de ello. Sin
embargo, la anécdota no ha pasado de ser un simple arranque de idealismo
familiar. La reciente polémica que ha generado su pretendida iniciativa acerca
del doblaje, me trae a la mente a uno de los personajes que tanto suelen
adorar, Salvador Allende, cuyo ministro de justicia, José Antonio Viera-Gallo, solía
decir que el socialismo podía llegar solo en bicicleta. Pues eso, la
tetramorfosis legislativa que padecemos tiene muchos aficionados a este tipo de
ciclismo de aventura.
Martí Batres y los desmemoriados senadores de Morena deben saber, cuando
citan el caso español, que el doblaje en ese país fue el estribillo cinematográfico
del fascismo franquista, quien no solo se limitó a reducir el ancho de vías de los
ferrocarriles españoles, para que nadie ingresara al territorio nacional, sino
también a establecer el castellano como lengua oficial. Me atrevo a decir que lo
hicieron a través del falangista Tomás Borrás, entonces Jefe del Sindicato
Nacional del Espectáculo. En un momento en el que el analfabetismo era
alarmante en España. Es decir, utilizaron el mismo argumento de Martí Batres:
facilitar el acceso al público que no sabía leer. ¡Que fomenten la lectura! ¡Que
se preocupen por los sordos en todo caso! Y no en quienes alteran las obras artísticas.
Es necesario que la tetramorfosis que gobierna este país deje de memorizar los
errores y fracasos del mundo. Debe dejar de ir tras la nota fácil. ¿En
verdad creyó el senador que podía capitalizar el momento de la entrega de los Óscar?
Para eso hace falta lo que no tiene, talento.
Nada gusta más a la ignorante panda de legisladores del partido de Martí
Batres Guadarrama, que las barreras nacionalistas y proteccionistas (Véase la
ley Monreal y las recientes reformas de Susana Harp al derecho de autor;
pensada únicamente en la protección, y no en la promoción ni el respeto a los
derechos fundamentales). Su propuesta de doblar al español las cintas
producidas en otros idiomas, pasa por alto la alteración de las obras y la
violación a una serie de derechos conexos. En lugar de fomentar la lectura entre
el pueblo bueno, en un horizonde de mediano y largo plazo, prefieren de forma
obtusa, cerril y populista, dar la obra peladita y en la boca; apostando una
vez más a la relajación de los hemisferios y no a su estimulación. Algo propio
de la industria del entretenimiento que tanto dicen detestar. A la
tetramorfosis que padecemos le encanta bajar el techo en lugar de subir el piso
y hacer creer, en La Hora del Atole, que vamos creciendo.
En lo personal, y en medio de esta oleada de miopes medidas
proteccionistas, me decanto por aquello que decía Gandhi, al señalar que no quería
que las ventanas de su casa estuvieran cerradas en todas las direcciones: quería
que los vientos de las culturas de todos los países entraran en ella con aplomo
y que también salieran.
Es difícil baremar el doblaje en la industria cinematográfica, puesto
que atenta contra los derechos de los actores, creadores y porductores de una obra
original; coarta además los derechos de la sociedad, de la audiencia, a la
posibilidad de ver las obras en su forma primigenia. Pero si hablan de derecho
de las audiencias, y pretenden garantizarlo sumiéndolas en el analfabetismo, antes
deben saber que estas tienen ante todo, el derecho a la educación y a la
cultura. Es decir, el derecho a saber leer y pensar, así como a ver la obra en
su formato original. Además a no ser engañadas (por un criterio económico); esto
es, el derecho a saber que quien actúa, según la publicidad de las cintas, no
es quien habla a la hora de verlas. Impulsar el doblaje a estas alturas es
poner puertas al campo. Es fomentar el crecimiento de una sociedad sedentaria, monolingue
e irreflexiva en un mundo cada vez más globalizado.
Es afectar las obras cinematográficas en una parte sustancial, que es la
banda sonora. Esta es consustancial a la actuación, a la realización de las
escenas, a la atmósfera creativa y la intensidad de las interpretaciones. Comporta
intencionalidad. El doblaje mata la esencia de los procesos de actuación, la
intensidad e intencionalidad en las interpretaciones. Modifica el guión y la
dirección al anular la carga emocional que tanto el guionista como el director
imprimen a la obra. Nos priva además de la oportunidad de ser cómplices de
escenas que abrazan perversidad, ternura, maldad, odio, esperanza.. Emociones. Es
muy importante tener en consideración que, tanto en el teatro como en el cine,
el cuerpo es la escenografía de la palabra. Por tanto, si este se altera
mediante la voz, la banda sonora, la interpretación y en general la atmósfera
creada por el director, dejan de tener sentido. Considérese que los actores son
elegidos por un director de casting, a partir de una serie de cualidades
interpretativas, que se van a la basura con el doblaje.
Creo que no podemos aceptar que nos digan que están a favor del respeto
de ciertos derechos fundamentales, estableciendo excepciones por factores económicos;
pasando por alto otros derechos fundamentales enraizados en el interés público.
La sociedad tiene el derecho a recibir la obra en la forma original en que fue
concebida, como atinadamente señaló hace más de 20 años la entonces Ministra
Olga Sánchez Cordero; derecho que se ve vulnerado por el doblaje como hemos
señalado. Con la ocurrencia del senador Martí Batres, Morena colocan los
derechos fundamentales en el terreno de los intereses privados que tanto dicen
detestar. El senador debe hacer el intento de comprender que el lucro y el
crecimiento económico de una industria no pueden pasar por encima del interés
público establecido en una normatividad orientada a salvaguardar la
originalidad, autenticidad y finalidad de las obras artísticas.
Lanzo dos preguntas al legislador 1) ¿Qué considera debe prevalecer en
su propuesta, la integridad de los elementos que constituyen una obra, el
respeto a la banda sonora, los derechos conexos que la integran, o el
crecimiento económico de un determinado número de trabajadores del doblaje? 2) ¿Cómo
entiende el artículo 4to., de la Constitución el cual establece: Toda
persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y
servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de sus derechos
culturales. Señala también que el Estado promoverá los medios para la
difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural
en todas sus manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad
creativa.
Me gustaría conocer la opinión de este apóstol de la Economía moral y el
socialismo bicicletero. Amante de la nota fácil y las portadas de periódico, ya
sea para mostrarse como asiduo comensal de oficina con sus tazones tupperware
en la mano, o para soltar ocurrencias legislativas rodeado de actores de cara a
la entrega de los Oscar.
2 comentarios:
Carlos Lara es muy importante la labor de nuestros legisladores actuales , al apoyar las propuestas de ley en materia de arte, cultura y recreación; tan importante para la industria del entretenimiento, de la recreación, del ocio, de las industrias sin chimeneas, las industrias naranjas; en fin, el Senador por MORENA, está cumpliendo con su responsabilidad, de atender la petición y escuchar a los representantes de la actividad profesional de la interpretación artística, en todas las especialidades de ella: cine, teatro, televisión, doblaje y demás medios audiovisuales.
Es eso lo que hace el Senador , escuchar las propuestas de los que sí saben del tema, en la especialidad de doblaje y tomar cartas en el asunto.
Lo que criticas es más sencillo de lo que imaginas, son las empresas como Walt Disney y otras más, las que quieren que todas sus producciones sean dobladas al castellano, no es cosa de capricho partidista ni sindical, ni laboral, la dificultad para que retorne la industria del doblaje a nuestro país. Tratan los legisladores de analizar las propuestas de ley y adecuarse a los acuerdos internacionales.
Ojalá, así nos hubieras apoyado cuando fuiste oficial mayor de arte y cultura del municipio de Guadalajara, y después ya en tu labor como diputado local por tu partido político PAN, en Jalisco, con el gobernador, también panista de ese entonces; Emilio Gonzalez Márquez y tú como integrante de la Comisión de Cultura de la diputación local, en donde también gozaste de una beca en el extranjero apoyado por el también panista, Humberto Cravioto Lebrija, en ese entonces Secretario de Cultura. No me ha gustado tu tendencioso artículo.
Ricardo Niño.
Completamente de acuerdo con lo que mecionas. Los intereses del sindicato de actores (ANDA) son bastardos. Lo que necesitan es un mayor número de asociados jodidos (los 'actores' del doblaje) que coticen sin recibir prácticamente NADA a cambio, para mantener los privilegios de los dirigentes. No les mueve ningún interés por el arte ni por los asociados. Lo peor es que hay gente tan estúpida, que los apoya sólo porque pertenece al mismo partido político sin ponerse a pensar tantito por sí mismos. No son capaces de hilar dos pensamientos propios.
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