Carlos Lara G.
Hace unos días un amigo, con más indignación que
asombro, me mostró una mochila negra en la que resaltaba el nombre de México, y
una gorra del mismo color en las que también resaltaba el nombre de nuestro
país, con letras multicolor entre esquejes y detalles prehispánicos. Tanto la
mochila como la gorra le fueron obsequiadas en el maratón de la Ciudad de
México. Eran promocionales de la Marca País, de nuestro país, México, pero
tenían un pequeño detalle: estaban fabricados en China. Sí, tal cual. Me
pregunto, si la denominada Marca País, es un concepto que hace referencia,
entre otros, a la reputación e imagen de un país, vamos, que determina valores,
estamos entonces ante una lamentable contradicción, pues el Consejo de Promoción
Turística de México, no cree y no promueve lo hecho en México, y eso que reza
en si eslóganes: “Vive hoy, vive lo tuyo” “Vive México”.
Cuando se creó Marca México, en 2004, según sus
promotores se hizo bajo una serie de elementos simbólicos, en donde cada letra
de la palabra México tenía un significado propio. Esto es, la M de civilización
milenaria, la E de nación que nace de dos mundos, la X como símbolo de
encuentro, la I de verticalidad y aspiraciones modernas, la C de vitalidad y
recursos naturales, y la O de mares, cielos y belleza natural.
Son elementos sin duda que nos llevan a construir
una creencia en lo que se va a promover. Por tanto, la importación de artículos
promocionales hechos en china que hace el Consejo de Promoción Turística del país
para promover a México, es una pifia, nada menor, pues se da justo en el inicio
de la cadena productiva del proceso de promoción de la marca.
Pero es que lo mismo vemos en las tiendas
departamentales del país, donde los empresarios que formar parte de este
proyecto Marca País, hacen aún algo más lamentable; venden artesanía “mexicana”
no solo elaborada en China (que sigue siendo por más que digan que no, sinónimo
de mala calidad), sino que están hechas con resina. Y cuando un grupo
empresarial decide hacer una campaña en favor de determinadas culturas del país
a través de su arte, lo hace mal, en ocasiones por desconocimiento, pero en
otras por pereza y descuido de los diseñadores y publicistas encargados de
curar dichas campañas. Es el caso de la actual campaña que realiza Grupo
Liverpool en las plazas comerciales del país.
Hace algunos meses leí un artículo de Iban Campo en
la Revista Forbes, en el que sostenía que la marca-país y la reputación-país no
eran lo mismo. Sostiene que la reputación-país
va más allá.
Y tiene razón. En la actualidad es determinante para que las personas de otros
países decidan si consumen tu producto, te visitan o invierten en ti, tomando
en consideración aspectos de otra índole. Para Iban, Director General de
Llorente & Cuenca en República Dominicana, vivimos un empoderamiento
ciudadano acompañado de una tendencia en la que una persona decide su relación
con un país, tomando en cuenta aspectos como el nivel de seguridad jurídica y
ciudadana, infraestructura eléctrica, de carreteras o de transporte, su nivel
de salud y educación, el ejercicio de las libertades, su gestión de los
derechos humanos, el cuidado del medio ambiente…
Un país con problemas de
suministro eléctrico tiene peor reputación que uno que la garantiza en todo
momento. Lo mismo que las leyes en materia de inversión. Un viajero, dice,
prefiere ir de visita a un país en el
que sabe que, en iguales condiciones para el turismo, en caso de un accidente o
incidente, podrá contar con un mejor sistema de atención de emergencias y
salud. Los servicios de carreteras es otro aspecto, es decir, cuando el concepto
de reputación se reduce al de imagen, nos concentramos únicamente en ese
aspecto, dejando de lado otros que la construyen o destruyen en función de la
gestión que hagamos de ellos. Y es que, como bien señala, la reputación también
es cuestión de credibilidad, transparencia, integridad y contribución. Lo que
ha hecho el Consejo de Promoción Turística de México mancha la reputación, la
credibilidad y la integridad de nuestra marca y reputación. Eso en lo que creen
millones de personas en el mundo, turistas inversionistas etc, que no quieren
sorpresas a la hora de visitar un país.
Ya podría el Consejo hacer
de la cultura y sus elementos sociológicos y antropológicos, una pieza central
de la promoción turística y del desarrollo de proyectos productivos dentro y
fuera del país, en lugar de utilizarla como escenografía publicitaria y
comercial para conectar con los consumidores. El Consejo de Promoción Turística
de nuestro país debe entender que no es lo mismo Marca País y Reputación País,
la primera es lo que viene haciendo, la segunda es la que viene deshaciendo con
este tipo de pequeños grandes detalles.
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