Siempre
he dicho que en México existe una especie de trípode intermitente que ha dado
soporte creativo y financiero al inestable mercado del arte contemporáneo. Lo
componen Guadalajara, México y Monterrey. Si, en ese orden, entre otras cosas
porque no son pocos los talentosos artistas que han salido de la perla tapatía a
consolidarse a Ciudad de México, no sin haber vendido su obra a empresarios de
la sultana del norte, esto cuando aún eran osados para ello; antes de sentarse
a vivir de sus rentas y antes de que la delincuencia organizada los
desorganizara. La metáfora que mejor ilustra la existencia de este trípode, es
la paloma de Juan Soriano que pule la entrada del Museo de Arte Contemporáneo
de Monterrey.
Fue
en este estado del norte que nació la idea de hacer la hoy denominada Zona MACO.
La iniciativa fue de una licenciada en artes egresada de la universidad estatal.
Zélika García se propuso crear una feria de arte contemporáneo para el país y
lo logró. Inició en 2002 con un proyecto denominado Muestra; posteriormente, al
sumarse diversas galerías y una importante visita de coleccionistas e
instituciones públicas y privadas, decidieron a trasladarse al Centro Banamex
del Distrito Federal, cambiando al mismo tiempo el nombre Muestra por el de
Zona MACO. En 2002 tenía 3,000 asistentes, en 2012, ya como Zona MACO, 30, 000.
En 2013 espera superar los 35,000 entre coleccionistas, artistas, curadores y público
interesado en este mercado.
La
masificación del arte es uno de los diversos fenómenos que han marcado la
primera década del presente siglo en todo el mundo. En México las primeras exhibiciones
de artistas consagrados en muestras y exposiciones tenían el propósito de complacer
a la gran mayoría de sus visitantes. La primera feria de arte que hizo de éste
un verdadero negocio en el mundo tuvo lugar en Suiza, se trata de la consolidada
feria de Art Basel. Las estrategias de masificación, la apuesta empresarial por
este nicho (a manera de estrategia financiera), el efecto dado por los coolhunters a la neomanía y a los diferentes fenómenos relacionados al arte hasta convertirlo
una especie de moneda social, han hecho ahora de Art Basel versión Miami una de
las más importantes ferias del escenario latinoamericano. Esta versión reúnes 45
mil asistentes al año, rechaza a 600 galerías y recibe 215 vuelos privados de
Net Jets. Algo superior al Súper Tazón para darnos una idea.
Zona
MACO está lejos de ser Art Basel, pero tiene otras bondades. En 10 años ha
logrado dar a México de forma paulatina una ventana internacional que muestra las
propuestas artísticas de las galerías mexicanas y los proyectos más novedosos
de la escena internacional. En 2013 a través de cinco secciones entre las que
destacan nuevas propuestas, Zona Maco Sur, y diseño y arte moderno; una sección
que exhibe propuestas de artistas de la primera mitad del siglo XX, en especial
aquellas aportaciones relevantes que marcaron un antecedente dentro de la
genealogía del arte contemporáneo. Tiene otra bondad, la de venir formando a un
coleccionista más joven, proveniente de diversos países de la región
latinoamericana. En ese sentido, proyectos como la terminación del Museo
Barranca de Arte Moderno y Contemporáneo proyectado en la ciudad de Guadalajara
serán de gran apoyo para el mejor desarrollo de esta apuesta. Se trata de un
proyecto que vendrá a afianzar el trípode del arte mexicano contemporáneo
Guadalajara-México-Monterrey.
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