sábado, 16 de marzo de 2013

Los medios de servicio público de cara a la reforma en materia de telecomunicaciones


La clase política mexicana entendió la importancia de contar con un mercado competitivo en materia de telecomunicaciones. Quienes participaron en la elaboración de la propuesta presentada por el ejecutivo federal, sabían que no son pocos los países en la actualidad que plantean el derecho a la conectividad, Finlandia entre ellos. Sabían que las autoridades estadísticas de países como Alemania y Suecia han dejado de medir el analfabetismo para comenzar a medir el alfabetismo digital y el porcentaje de personas en condiciones de utilizar medios digitales, como indicadores sociales de desarrollo y bienestar. Hace un par de años, motivados por estas tendencias mundiales, Ayuntamiento como el de la Ciudad de Puebla, impulsó la propuesta de incluir Internet como servicio público, hoy el gobierno federal plantea el derecho constitucional a la banda ancha, sobre la base de una exposición de motivos que reconoce la necesidad de contar con mejores formas para combatir el analfabetismo digital y establecer mejores condiciones de inclusión social digital.

Los denominados medios de servicio público (Canal 22, Once TV, Canal del Congreso, Canal Judicial… Así como las televisoras universitarias, medios comunitarios y la denominada Televisión Digital Terrestre), están considerados de forma relevante en la propuesta, lo cual ayudará a dar cumplimiento progresivo al derecho de acceso a la cultura. Nuestra televisión pública en los últimos años ha aumentado su cobertura a más de 66% de la población, lo que representa una especie de tercera cadena. Sin embargo, era necesario lo que plantea la reforma, la posibilidad de comercializar espacio (Sin fines de lucro) y contar con mejores condiciones para establecer sus propias líneas editoriales y todas las figuras deontológicas de auto regulación, esto es, estatutos editoriales, consejos editoriales, códigos de ética, defensores del público etcétera… De una forma más independiente. Por otro lado, la liberación de la banda de 700 MHz que se verá favorecida con la transición a la televisión digital terrestre (TDT), permitirá hacer un mejor uso del espectro radioeléctrico. Es decir, además de contar con dos nuevas cadenas nacionales de televisión abierta, habría una cadena de televisión pública nacional. Lo anterior fortalecería de forma significativa la diversidad de contenidos. Para ello, el Estado deberá generar las condiciones de acceso a los decodificadores digitales. La reforma prevé un programa de banda ancha en espacios públicos que identifique el número de sitios a conectar por año.

Tanto las reformas constitucionales como la legislación secundaria reconocen los derechos universales a la banda ancha, a la televisión radiodifundida, al libre acceso a la información y a la libertad de difusión; establece las bases de una política de inclusión digital y para el desarrollo de una política digital para la cultura, pero lo más relevante, es que da sentido al concepto de interés público en la materia. En materia de cultura, está enmarcada en la denominada Cultura 3.0, esa en la que conviven las iniciativas de las industrias creativas con formas nuevas de representación y legitimación, a través de prácticas que van de la transformación de los públicos pasivos a un conjunto muy variado de practicantes, productores y distribuidores cuyas estrategias no se integran en el marco del negocio tradicional, sino que suponen una alternativa consistente al mismo. Esperemos que sea una oportunidad de desarrollo para diversos sectores productivos del país.

No hay comentarios: