lunes, 11 de febrero de 2013

El INAH incumple orden del IFAI

El Instituto de Información y de Acceso... a la opinión pública de toda la Información disponible para la ciudadanía desde el gobierno”, o lo que quiso decir el presidente, el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, ha ordenado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) entregar la información de los estudios de antropología física y osteología practicados en 2010 a los restos de los 14 héroes de la patria que yacen en el Ángel de la Independencia. Sin embargo, a dos meses de la mencionada orden el INAH niega la información argumentando que los estudios aún están en el proceso de integración, esto es, forman parte de un proceso deliberativo de las autoridades, por lo que deben mantenerse bajo reserva. El Instituto consiguió en 2010 la reserva de la información por dos años; un nuevo recurso promovido por un solicitante en 2011 ratificó la reserva, aunque sólo por año y medio, en virtud de que habían pasado seis meses. Lo que seguramente no sabía el INAH, es que en agosto pasado la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural señaló mediante oficio, que contaba ya con los resultados del proyecto denominado “La conservación y restauración de los restos óseos de los héroes de Independencia, urnas y elementos asociados”.Incluso enfatizó que con esa información se“liberarían las solicitudes del IFAI para la entrega de los datos correspondientes”. Por ello la ponencia del comisionado Ángel Trinidad Saldívar determinó que la información debía hacerse pública y entregarse a quien la está solicitando.


Cuando el gobierno de Felipe Calderón decidió exhumar los polémicos restos, el objetivo, según se dijo, era evaluar su estado y determinar las medidas de conservación, pero la manoseada Comisión Organizadora de la Conmemoración del Bicentenario del Inicio del Movimiento de Independencia Nacional y del Centenario del Inicio de la Revolución Mexicana, generó tal confusión que no supimos si el verdadero propósito era atender la humedad que afectaba a la Columna de la Independencia; realizar un homenaje o identificar los restos con exactitud, lo cual fue descartado porque implicaba análisis de ADN y no todos los supuestos héroes tenían descendencia. Los restos de José María Morelos ilustran lo sucedido. Nadie sabía dónde estaban; algunas fuentes decían que en París, que su hijo Juan Nepomuceno los había llevado consigo en su exilio, pero el acomodaticio presidente de la Comisión organizadora, José Manuel Villalpando, lo negó. Muchos sabemos que en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari viajó comisionado al cementerio de Montparnasse, en París, para corroborar la versión, y en aquella ocasión dijo que sí, que los restos de Morelos yacían en Francia ¡Tres sexenios después dice que en la Columna de la Independencia! ¿Qué veremos en los estudios de antropología física y osteología practicados por el INAH? ¿Por qué no transparenta el INAH la información? No lo sé, lo que sí sé es que vivimos en un país, que al igual que el resto del continente, fue educado mediante el relato. Un país donde el relato de los restos óseos de supuestos héroes de la patria puede ser falso, un país donde el relato de la inocencia de una secuestradora puede ser verdad.



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