viernes, 5 de octubre de 2012

La cultura en el equipo de transición de Peña Nieto

 La designación de María Cristina García Cepeda como coordinadora de cultura del equipo de transición gubernamental del presidente electo Enrique Peña Nieto, es un mensaje claro de que el nuevo gobierno entiende que la cultura, en esta primera década del presente siglo, está terminando de redefinir su papel frente a la economía y al desarrollo social.
Su designación parece ser definitiva, pues García Cepeda tiene algo con lo que no muchos de los aspirantes cuentan, trayectoria, presencia y buenos resultados. Es además reconocida en el ámbito cultural como una destacada promotora que por más de dos décadas ha estado tanto en la administración como en la promoción cultural, en cargos como la Secretaría Técnica del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; la Ejecutiva del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes; la Dirección General del Festival Internacional Cervantino; la de Fomento Cultural y Relaciones Internacionales del extinto CREA, y de la extinta Unidad de Divulgación de la Cultura de la Subsecretaría de Cultura de la SEP.
En lo personal tengo cinco motivos para decir que ha llegado al equipo de transición para quedarse al frente del CONACULTA: 1) La historia nos dice que la mayoría de los titulares del Consejo han llegado de esta manera. Flores Olea con el Presidente Salinas de Gortari; Tovar y de Teresa con Ernesto Zedillo; Sari Bermúdez con Vicente Fox. Sergio Vela fue la excepción debido a que el contexto político postelectoral de 2006 no era el más apropiado para la integración de un equipo de transición. 2) Porque no tendría ningún sentido haber dejado la dirección del Auditorio Nacional para enrolarse en una aventura bimestral. 3) Porque entre la gran mayoría de los creadores y promotores culturales del país, su nombre es sinónimo de buena gestión; genera más simpatía que oposición. 4) Porque la forma en la que habló con la periodista Susana Moscatel, del grupo Milenio, no fue la de una encargada del área de cultura de un equipo de transición; sus planteamientos prospectivos mostraron a una promotora institucional con el conocimiento preciso de lo que “Vamos a hacer” (como dijo en momentos), en los próximos años, y 5) Porque su perfil y trayectoria opaca cualquier otra  aspiración.
La efectividad financiera con la que operó el Auditorio Nacional y su visión sobre la cultura como parte esencial del diálogo con el mundo y eje del desarrollo social del país, muestra un perfil actualizado y pertinente, el de una administradora cultural experimentada que puede implementar una política cultural moderna.
Insisto, el nuevo gobierno, en esta etapa de reflexión y análisis previa a la toma del poder, parece entender el momento por el que pasa la cultura dentro y fuera del país. Sabe que un perfil como el de Maraki, así conocida en el medio, puede llevarla a una transición exitosa. Esa es bajo mi punto de vista una diferencia fundamental entre alguien como ella y otros perfiles que son garantía de realternancia. Perfiles que no terminan de entender que la política cultural, como lo ha señalado Néstor García Canclini, está en otra parte, en las áreas de hacienda, de economía, de desarrollo social y por supuesto de la promoción económica del país.

 

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