jueves, 16 de febrero de 2012

Balance cultural 2011


El Partido Acción Nacional llega a sus once años de gobierno con la pretensión de diseñar una política cultural para el siglo XXI. Aún con dificultades en la comunicación de sus logros, opacado por los resultados de la manoseada organización de los festejos bicentenarios, y a menos de un año del término del sexenio, intenta definir una política cultural, que al estar en ciernes, no termina de aclarar sus objetivos y ejes estratégicos. En 2009 se anunció como si tuviera detrás un documento rector. En la Reunión Nacional de Cultura celebrada en Jalisco a principios de diciembre de 2010, la titular del Consejo señaló que sus tres eran: Hacer llegar la cultura a sectores cada vez más amplios de la población; que el rico patrimonio material e inmaterial mexicano estuviera al alcance de todos los ciudadanos; enfrentar los desafíos de la era digital, preservando nuestra tradición y herencia; y consolidar a México como la plataforma principal del español en América. En 2009, al inaugurar la Reunión Nacional de Cultura celebrada en Oaxaca, decía que el objetivo era revisar la política cultural de Estado a través de la integración de una agenda nacional de cultura y una nueva relación entre la federación y los estados. Mencionó los objetivos de esta política cultural para el siglo XXI a partir tres áreas: la conformación de un proyecto internacional; la digitalización de museos, sitios arqueológicos y documentos; y la puesta en práctica de un sistema de medición de objetivos y resultados . Pero en noviembre del año siguiente, en medio de las pifias bicentenarias, el vestíbulo del remodelado Palacio de Bellas Artes, y tras haber brindado con su equipo por un 2010 muy difícil, señaló: “estamos revisando nuestras fortalezas y armando el proyecto cultural del siglo XXI para México” , en el que sería importante el apoyo de los diputados, de la comunidad cultural, de la sociedad y de la iniciativa privada. Entonces era claro que se trataba de un proyecto en ciernes.

En 2011 los ejes estratégicos de esta política comenzaron a tomar forma. La titular del Consejo precisó que dicha política estaba orientada a dimensionar a México como una plataforma intelectual del español, y a fortalecer la vinculación estratégica con la sociedad a través de la prestación de los bienes y servicios culturales que presta el Consejo y su organismos auxiliares. En otros espacios enfatizó esos tres ejes mediante tres áreas: promoción, patrimonio y educación. Ejes centrados en la búsqueda y generación, dijo, de talento entre los nuevos creadores, en la promoción frente al público nacional e internacional; así como en la preservación y conservación del patrimonio cultural del país, y el fomento de la educación . Meses después, al concluir los foros regionales sobre el marco jurídico de la cultura, convocados por la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, reiteró los tres ejes. En términos generales podemos decir que en 2009 la política cultural para el siglo XXI era un proyecto en ciernes, en 2010 proponía enfrentar los desafíos de la era digital; consolidar el liderazgo del país respecto al uso del idioma; preservar nuestra tradición y legado; fomentar la inversión en infraestructura material, y trabajar en un proyecto cultural más vinculado con la sociedad. En 2011, al término del sexenio, supimos por lo menos que consiste en la promoción del arte y la cultura, la protección del patrimonio y el fortalecimiento de la enseñanza artística.
 
Documento disponible en: df.academia.edu/carloslarag
 

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