martes, 14 de junio de 2011

Mi problema con Frida Kahlo


La semana pasada los anticuarios Carlos Eduardo y Leticia Fernández Noyola ganaron el litigio “de autenticidad”, como mal informaron los medios de comunicación, contra el Banco de México y el Fideicomiso Museos Diego Rivera y Frida Kahlo. Ahora amenazan con exponer una parte de las mil 200 piezas del acervo en recintos nacionales e internacionales, ya que según ellos, tienen un lugar muy relevante en los estudios sobre la vida y obra de Frida Kahlo. Hablan de una Frida diferente a la oficial: “Más apasionada, humana y con rasgos auténticos que hasta hoy no han salido a la luz pública”. El acervo consta de obras pictóricas, dibujos y enseres atribuibles a la pintora.
La Procuraduría General de la República (PGR) no pudo probar durante la investigación la supuesta falsedad de las piezas. Sin embargo, por su parte un grupo de expertos en la obra de la pintora denunciaron que las piezas son falsas, debido a que no están documentadas en ningún lado y menos en esa cantidad. Es la opinión de Carlos Phillips, director de los Museos Frida Kahlo, Anahuacalli y Dolores Olmedo. Los anticuarios aseguran haber comprado el acervo a un coleccionista que a su vez compró a un ebanista de nombre Abraham Jiménez López, a quien supuestamente Frida pagaba con obra. La hija de Diego Rivera, Guadalupe Rivera, ha dicho que en su casa vivía un carpintero que hacía marcos, pero para el muralista de su padre, no para Frida. En tanto que la directora del museo Frida Kahlo, Hilda Trujillo, ha cuestionado el hecho de que todas las obras tengan la misma firma, ya que Frida firmaba de distintas formas.
¿Qué tipo de interés está en juego en este alegato? El de Carlos Phillips Olmedo, heredero de una de las colecciones más grandes de Frida Kahlo; el interés por defender una visión oficial de Frida Kahlo, o el de una pareja de anticuarios que ha visto la oportunidad de montarse en el corsé de la artista para atraer la mirada hacia su galería. En el fondo nuevamente se asoma el cochino dinero. Una cosa es que la PGR haya determinado no ejercer acción penal en contra de la pareja de anticuarios por la presunta falsificación de las piezas, y otra muy distinta que las piezas del acervo sean originales. Pero mientras tanto la pareja toma el fallo como una certificación de autenticidad y amenaza con exhibirla “en beneficio de la tradición cultural mexicana”, dice. Que me disculpen, pero bastante tenemos ya para padecer con lo que hay en circulación de la artista, pues es una artista que parece interesar más por su vida que por su obra. Esperemos que el acervo no salga de San Miguel de Allende porque no sería en beneficio de la tradición cultural mexicana, sino de la estética del mal gusto.

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