sábado, 29 de enero de 2011

Estoy infoxicado

Ése fue el diagnóstico de un colega doctor, pero no vayan ustedes a creer que un médico, no, un doctor en ciencias de la información, al recomendarme el más reciente trabajo del investigador argentino Carlos Scolari, que lleva por título Hipermediaciones, título que hace alusión a la influyente obra de Jesús Martín-Barbero escrito en los años ochenta bajo el nombre De los medios a las mediaciones. Pues bien, el caso es que el autor recomendado advierte que en la actualidad da lo mismo pensar en las nuevas formas que adopta la comunicación digital desde América Latina que desde otro punto del mundo, porque hoy todos vivimos en una cultura de frontera donde se expresan nuestras modernidades desviadas. A partir de las aportaciones de José Luís Orihuela, Scolari replantea los paradigmas de la denominada eComunicación, ilustrando el tránsito que hemos experimentado como sociedad al pasar de audiencias a usuarios y del monomedia al multimedia.

Debo decir que estos planteamientos me llevaron a recordar aquella transición, en un inicio divertida, que experimenté al pasar de la unidireccionalidad a la interactividad en el año 2000, particularmente los años siguientes en los que comenzaba a seleccionar contenidos en la red, a manipularlos, reproducirlos, retransmitirlos e incluso a regular el tiempo y la forma de analizarlos, y créanme, era divertido. Ahora acepto el diagnóstico de mi colega, estoy infoxicado.
Infoxicado por los diversos formatos y lenguajes de textos escritos, audio, foros, fotos, que en esa inicial etapa de diversión que les digo, encontraba al principio de manera autónoma y en un mismo soporte.
Infoxicado por ese agudo y vertiginoso traslado de los medios tradicionales que anteriormente leía y escuchaba en ritmos y tiempos determinados, y que hoy trato de seguir en el denominado tiempo real.
Infoxicado por las nuevas formas de escribir y leer conocidas como soft writing, soft Reading; por el soft news y el infoteiment, donde las noticias y sucesos importantes para el país son parte de ese aligeramiento efectista que los muestra como entretenimiento.
Y es que la velocidad, como bien afirma Scolari, ha incrementado exponencialmente la disposición de información, pero sólo a condición de aceptar que ha hecho cada vez más difícil su manejo, resguardo y adecuada utilización.
Los especialistas en el tema señalan que no existe, y posiblemente no exista jamás, antibiótico alguno para este padecimiento de sobreabundancia informativa, antes bien dedican su tiempo y conocimiento al desarrollo de motores de búsqueda para qué creen, ¡para tener más información!
Ahora bien, debo confesar que la creciente angustia producida por la infoxicación que padezco, además de brindarme algunas reflexiones, lejos de llevarme a tomar medidas paliativas, me condujo a la automedicación. Me acabo de comprar un disco extraíble de un terabyte. No cabe duda, estoy infoxicado y sin remedio.

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