sábado, 5 de febrero de 2011

La variable cultural

En una reciente colaboración editorial titulada “Las armas y las letras”, en alusión al discurso de Cervantes sobre estos instrumentos, Juan Villoro relata el clima de inseguridad que vive el país. Sus reflexiones me llevan a pensar sobre lo que nos toca hacer como parte de la sociedad. ,
Ahora bien, a diferencia del escritor, no me asombra el hecho de que en un contexto en el que tanto se ha discutido el tema de la seguridad, no se hayan atendido sus variables educativas y culturales.
En lo personal he de reconocer que quienes de alguna manera formamos parte de la denominada comunidad cultural, no hemos sido capaces de impulsar un proyecto articulado encaminado a soliviantar el ánimo de nuestra lamentable situación.
Condenamos los datos del programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (PISA por sus siglas en inglés), que muestran el rezago de nuestro país en materia de lectura y comprensión. Cuestionamos los datos de la Encuesta Nacional de Hábitos y Consumos Culturales que, según la mala lectura hecha por los medios de comunicación, a una parte importante de la población no interesa la cultura.
Vemos con relativo entusiasmo la proliferación de cuentos, novelas, guiones, exposiciones, producciones y hasta reconocimientos internacionales cuya materia prima es la documentación de nuestro pesimismo. Luís Mandoky podría seguir acumulando fama internacional con su anunciada producción sobre los indocumentados que cruzan México para intentar llegar a Estados Unidos, pero ¿de qué manera incide su trabajo en una posible solución al problema?
Considero que los más de 34 mil muertos que ha cobrado la guerra contra la delincuencia organizada, la muerte de menores a las puertas de una tienda de abarrotes y los narcobloqueos que vivió nuestra ciudad en días pasados, debe llevarnos a replantear los propósitos de la promoción cultural y de la creación misma.
La pregunta es, si estamos dispuestos a materializar ese propósito del documento Visión México 2030, replicado en el Plan Nacional de Desarrollo y enmarcado como objetivo en el Programa Nacional de Cultura, que establece como una de las aspiraciones de nuestra política cultural, lograr que la cultura sea parte fundamental del esparcimiento y del conjunto de actividades con que la población en general ocupa el tiempo libre. Esto implica tener un equipamiento cultural en óptimas condiciones sí, pero también una comunidad cultural dispuesta a dejar de trabajar para sí misma y comenzar a trabajar más para la sociedad.
Una comunidad cultural dispuesta a entender que la cultura, como bien señala Villoro, no debe ser el privilegio de quienes aparentemente superaron su circunstancia, sino la normalidad de quienes viven en ella. En ese sentido, quienes nos asumimos dentro de ella, tenemos el compromiso moral de abrazar una solución compleja para hacer de la cultura una variable a considerar en la estrategia nacional de seguridad.

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