martes, 31 de octubre de 2017

#Coco es una gran película, no apta para acomplejados

Lo sé, es violento decirlo así, pero en ocasiones hay que dejar los eufemismos de lado. No son pocas las insinuaciones de algunos medios, columnistas, articulistas, editoriales y de opinión, que dejan entrever una suerte de agravio a México en esta cinta que, lo que hace es recrear uno de  nuestros elementos de identidad cultural de manera magistral.

La chairocracia, al drenar su desencanto, más ahora que sabemos que había una película mexicana por estrenarse, titulada Día de Muertos, podrán decir que Coco no está bien representada; que le falta, que por qué Disney, que por qué les prestamos Bellas Artes para la premier; que el neoliberalismo acaba de matar nuestra tradición, que ya la besó el diablo. A ver, si la vemos desde estos particulares puntos de vista, habría que reconocer por lo menos tres cosas: 1) Es verdad que existen diversas formas de conmemorar, recibir a, o convivir con nuestra inanimada parentela el día de muertos. Hace algunos años los alumnos de un diplomado que impartí en Campeche, me sorprendieron al describirme la manera en que en esta región del país, conviven con sus inanimados seres. Desentierran las osamentas, las limpian, les cantan y preparan la comida en un hoyanco hecho al lado de cada tumba. Una celebración muy diferente a la de regiones de los estados de Michoacán, Oaxaca, Ciudad de México, Estado de México…Tratar de ver una suerte de agravio de Disney hacia México en la realización de esta cinta, es como creer que la Coca altera la comida mexicana (también patrimonio de la humanidad), pues no la beban y ya; apéguense a la tradición. 2) Esta película es un producto híbrido (cultural y comercial), sobre una festividad registrada sí, ante UNESCO con fines de promoción y conservación cultural, la cual tendríamos que analizar, ya puestos, a la luz de la libertad de expresión, la libertad creativa y la libertad de empresa. Asimismo, al margen, por no decir lejos, de la peregrina y bizantina discusión que sostiene que este tipo de películas no son culturales, que solo son culturales las que hace la UNAM, el cine experimental, el francés o ese mal llamado cine de autor. 3) La premier en Bellas Artes, porque esta desgastada caja de mármol permite mostrarla con música en vivo, y claro, como un espectáculo más vivencial para quienes gustamos de este tipo de apuestas y no nos enfrascamos en que si esto es o no un profanación.




¿Que por qué Disney?

La primera razón creo, es que los realizadores de Pixar tuvieron mejor tino y fueron más rápidos que los creativos y productores mexicanos. A ver, ya no es un tema de capacidad instalada ni de recursos económicos. Digamos que Pixar, no Disney, supo poner la atención en un elemento de identidad cultural nacional (lo que esto quiera decir hoy), invirtiendo en un equipo de profesionales de la industria que realizaron una encomiable investigación en la elaboración del guion, pero sobre todo, fueron comercialmente más rápidos. Los creativos mexicanos, que son muchos y buenos, solo habían podido ver leyendas como Las momias de Guanajuato y La llorona, que produjeron además al estilo Disney y no propiamente al estilo Pixar. Y cuando por fin pusieron el ojo en la festividad del Día de Muertos, en términos futboleros, pasearon demasiado el balón, acariciaron demás la tradición, veneraron quizá demasiado sus alcances, no llegaron a un acuerdo con Pixar y pasó lo que pasó; Disney, acostumbrada a los toques de primera intención, les mató el gallo en la mano. Por otro lado, algo debe decirnos que cineastas consagrados, como Guillermo del Toro, les ha dado por volver al cine experimental. Conclusión, la velocidad en el mercado, no es un agravio, sino una virtud.

Otra gran lección

Analicemos qué está dejando de hacer la industria mexicana. Las radiodifusoras y televisoras jubilaron talentos como Lupe Esparza de Bronco, por citar un ejemplo, y este ha sido rescatado de inmejorable manera por Pixar ¡con un corrido! El holgazán de Luis Miguel, apenas despertó de su inopia mental para lanzar un “nuevo” sencillo ¡Que no tiene nada de nuevo! ¡Que regresó a los años noventa con todo y mariachi! Mientras tanto, Carlos Rivera, un joven apasionado y con ganas de comerse el mundo, aprovecha una vez más la oportunidad de Disney, haciendo gala, no solo de voz, sino también mostrándonos que es posible una nueva forma de componer e interpretar música de mariachi. Sí, a falta de academias de mariachi, Pixar. Así de crudo. ¿Y qué decir del elenco de voces que dan vida a la cinta en español? Son una genialidad también. Vamos a ver si la Ciudad Creativa Digital que se está proyectando en Guadalajara, donde por el momento ya maquilan para Hollywood, logra ser más creativa. Por el momento, Coco es una gran lección, no, mejor dicho, otra gran lección para la industria mexicana del entretenimiento, tan aficionada a pasear el balón.

Si no tienen prejuicios ni complejos, dense la oportunidad de ver este derroche de creatividad, que es Coco, su mensaje y sus recursos tecnológicos, pero sobre todo, la manera en que recrea nuestros valores y elementos de identidad. No se preocupen, no les robará ni el alma, ni el espíritu, tampoco les acomodará los chakras, a lo mucho les arrebatará el aliento y una que otra lágrima, les hará reír y aplaudir si se dejan llevar; porque es lo que es, una encantadora película para ver, contar y recrear así lo que somos y hacemos el Día de Muertos. No es una mirada gringa de cómo somos, antes bien es un puente entre México y Estados Unidos, un puente necesario en tiempos de muros; un puente afianzado por la creatividad de dos naciones que saben complementarse sin prejuicios. Dejen los complejos en la confitería del cine, y dispónganse a disfrutar de una gran historia. Ya hablaremos de la cinta mexicana en su momento.





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