martes, 16 de septiembre de 2014

Entrevista en semanario Proceso en torno a la Reforma Cultural
Cada quien su reforma
Publicado el 6 septiembre, 2014. Disponible en 
http://hemeroteca.proceso.com.mx/?page_id=278958&a51dc26366d99bb5fa29cea4747565fec=381500&rl=wh

Las presidentas de las respectivas comisiones de Cultura en las cámaras de Senadores y Diputados, Blanca Alcalá y Margarita Saldaña, dicen –por correo electrónico– apoyar el proyecto de reforma cultural del Grupo de Reflexión en Economía y Cultura (Grecu), pero no del todo: anteponen desde el tiempo que implicaría hasta diferencias en la concepción. Mientras para los integrantes del grupo la cultura es un asunto de Estado (que involucra a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, los tres órdenes de gobierno, sociedad civil e instituciones de educación) y por lo tanto la reforma es un paso obligado luego de las reformas estructurales, la senadora Alcalá disiente:
“Creo que impulsar una reforma cultural es válida pero no la concibo como una reforma de Estado, pues no vamos a modificar ninguna decisión o valor fundamental señalado en la Constitución o a la naturaleza jurídica que le hemos conferido al legado cultural de nuestro país. Más bien se trata de modificaciones a la forma de gobierno que pueden concretarse en modificaciones al régimen legal, al establecimiento o reencauzamiento de políticas públicas, a la redefinición de conceptos y a la alineación de objetivos.”
 
Establece que antes que nada la propuesta del Grecu debe ser analizada y resolver algunos temas como la creación o no de una Secretaría de Cultura, pues implica “un costo estimado de más de mil millones de pesos, sólo por concepto de homologación de plazas laborales”. Sin embargo coincide en que es necesario establecer la normatividad para la reforma al artículo 4º Constitucional. La senadora tiene aún tres años de trabajo por delante y anticipa que además de apoyar el proyecto del Grecu en los aspectos en los que tenga acuerdo, tiene una agenda propia que contempla:
Una Ley General de Acceso, Fomento y Disfrute de la Cultura, la Ley Orgánica del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), una reforma a la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, y reformas a la Ley sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos en materia de planes de manejo y operación en zonas arqueológicas.
Saldaña
La presidenta de la Comisión de Cultura y Cinematografía en la Cámara de Diputados, dice a su vez que la reforma cultural forma “parte del compromiso adquirido por los partidos políticos”, pero tendrá que darse gradualmente pues involucra a diversos temas y actores. Lo importante, añade, es comenzar a desarrollarla. Contrario a lo expresado por el investigador del Grecu Carlos Lara en el sentido de que los grupos parlamentarios de esta Cámara no tienen propuestas en materia de cultura, la diputada afirma que hizo una agenda “con acciones en favor de la protección y difusión del patrimonio”, aunque no las detalla ni habla de proyectos concretos.
Menciona solamente que se deberá dar el siguiente paso de la reforma al 4º Constitucional con la mencionada Ley General de Cultura, y la comisión que preside está trabajando en el estudio y análisis de esa idea. Y a la pregunta de cuál es su tarea en una reforma cultural del subsector, responde: “En efecto, lo jurídico es la base de todo, y por ello, estamos estudiando cuidadosamente cuál sería la mejor forma de legislar el derecho de acceso a la cultura y al mismo tiempo dar certeza a ámbitos como la industria creativa en general, al turismo cultural y a todos aquellos que han hecho de la cultura el sector económico que es hoy.” Agrega que el tercer paso será el fortalecimiento jurídico del Conaculta, y “el resto de la pretendida reforma cultural sería materia de política pública, tarea central del Poder Ejecutivo”.
Mercado
Entrevistado vía telefónica, el diputado Fernando Mercado, presidente de la Comisión de Cultura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, expresa apoyo a la iniciativa del Grecu, que en su opinión ha trabajado “más de lo que llevan estos gobiernos” para elaborar “una propuesta más aterrizada”:
“Lo que propone el Grecu cambia la visión para entender a la cultura sobre todo como una actividad económica, cambia la concepción del mecenazgo como la única forma de influir y convertirla en empresa, plantea que puede funcionar con incentivos de forma autónoma, y a partir de ahí puede generar una rentabilidad y además generar empleo.” Considera que este esquema no significa mercantilizar la cultura, sino “ciudadanizarla”, “darle un marco institucional más flexible” para cambiar la situación de muchos artistas. En este sentido, comenta que ha hablado con creadores que han manifestado como algunos de sus principales problemas la falta de recursos para invertir en sus proyectos y la falta de públicos.
Habla entonces, a manera de ejemplo, de los cineastas a quienes cuesta llevar hasta buen término sus proyectos por falta de incentivos y de recursos para promocionar un filme una vez que lograron realizarlo: “¿Cuántos artistas tienen que abandonar su vocación para trabajar en una empresa y terminan filmando comerciales? Actores que acaban  manejando un taxi porque no tienen empleo. Esos fundamentalismos (la idea de no mercantilizar la cultura) llegan a ser anticuados y alejados de la realidad. Esa política nos va a llevar a que haya menos dinero para la cultura.”

   

 

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