sábado, 3 de septiembre de 2011

La cultura en el V Informe de Felipe Calderón (Primera de dos partes)

Luego de revisar el V Informe de Gobierno en materia de cultura, el análisis hecho por el colega Carlos Villaseñor y diversos comentarios de amigos cercanos, considero pertinente precisar lo siguiente. Primero, que no es verdad lo expresado por la titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar, quien señala que estamos ante “la aplicación del mayor presupuesto destinado a la cultura en la historia de México”. Lo anterior borraría de un plumazo el presupuesto gestionado por Vasconcelos que llegó a superar al de Estados Unidos en su momento. En segundo lugar, que quienes cuestionan la estrategia del Gobierno del Presidente Calderón de unir como parte de su política cultural la cultura con la recreación, el esparcimiento y el deporte, siguen orientados por plumas como la de Raquel Tibol, que se empeña en afirmar que la cultura debe ser un ámbito exclusivo, enmarcado sólo en el terreno de los deseos y no en el de las necesidades culturales que requiere el desarrollo humano. En ese sentido, cabe preguntarse por qué en el Plan Global de Desarrollo 1980-1982, el entonces presidente José López Portillo reseñó el tema cultura, no en el marco del patrimonio cultural y las bellas artes, sino en el marco de los principios de la filosofía política del nacionalismo. O bien, por qué el Plan Nacional de Desarrollo 1983-1988 estableció en un capítulo 7 relativo a la Política Social, en el apartado “Educación, Cultura, Recreación y Deporte”, que proponía desarrollar la cultura nacional, fortalecer la calidad académica, impulsar la educación tecnológica, el deporte y la recreación, ampliando el acceso de todos los mexicanos a las oportunidades educativas, culturales, deportivas y recreativas. La respuesta es sencilla, estaba inspirado por la iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas de comenzar a medir el desarrollo humano en sus informes anuales, a partir del su financiamiento, de la participación social; de la seguridad humana; del género, del crecimiento económico; de la pobreza; del consumo; así como en el marco de la globalización; y ya en el año 2000 en el de los derechos humanos.
Posteriormente, en la primera década del presente siglo, la ONU adoptó en sus informes mundiales los temas de las nuevas tecnologías; la democracia; los objetivos de desarrollo del milenio; la libertad cultural; la cooperación internacional; la crisis global del agua; el cambio climático; las migraciones y, en 2010, regresó al origen de su medición adoptando nuevamente el concepto de desarrollo humano. Lo anterior, poniendo el énfasis en un paradigma de desarrollo que va mucho más allá del aumento o la disminución de los ingresos de un país, un desarrollo que comprende la creación de un entorno en el que las personas pueden desarrollar su máximo potencial y llevar adelante una vida productiva y creativa de acuerdo con sus necesidades e intereses. Centrado en la idea de que son las personas la verdadera riqueza de las naciones.

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