sábado, 13 de agosto de 2011

No apague el teléfono


Ésta podría ser la instrucción en los teatros próximamente. Hablo en subjuntivo, porque el Teatro del Maggio Musicale de Florencia, Italia, experimenta un novedoso software que trasnmite los subtítulos de las obras a través de teléfonos inteligentes y tabletas electrónicas. La pregunta es, qué tan molesto podría resultar para el resto del público, si ya en el cine padecemos la ansiedad de quienes son incapaces de apagar el celular, porque están informando a sus contactos de las redes sociales que se encuentran en el cine. Pero al parecer no será el caso de este sistema denominado Opera Voice, entre otras cosas porque ofrece la información en fondo negro. El mencionado teatro lo puso en marcha en julio pasado, en la ópera Il cappello di paglia di Firenze, de Nino Rota, afamado compositor de bandas sonoras de directores como Visconti (El gatopardo), Fellini (La dolce vita) y Francis Ford Coppola (El padrino). Se trata de un sistema que, una vez conectado a dispositivos móviles, transmite textos en tiempo real; desde libretos, letras de canciones, discursos políticos o textos de representaciones teatrales. En este último caso ofrece incluso el programa de mano, fotografías del montaje, partituras, discografía e información adicional, además de no requerir de conexión a internet y permitir elegir el idioma deseado.
Más de algún lector habrá experimentado la ansiedad de los pasajeros de los aviones que se resisten a apagar el celular en el despegue, y eterno se les hace el aterrizaje para encenderlo cuando aún no deben. En lo personal, soy de la opinión de que en la mayoría de los casos estos aparatos, particularmente los de última generación, infoxican y aumentan nuestro grado de dispersión al exponernos a tanta información. Y es que vivimos expuestos a una variedad de servicios de telecomunicación que van desde líneas telefónicas fijas, móviles, internet, mensajes cortos, mensajería instantánea, correo electrónico, redes sociales, libros electrónicos, consolas de videojuegos, computadoras, notebooks, netbooks, handsets, readers, cámaras digitales, mp3, GPS y televisores (analógicos, digitales, de alta definición, vía celular, internet, de paga o por cable). Una variedad que terminará por convertir al ser humano en eso que el economista Ernesto Piedras denomina homo telecom, un ser intensivo en la comunicación a distancia.
No cabe duda que las políticas culturales que echan mano de la tecnología, terminan favoreciendo un tipo de recreación cultural en el que ya no es posible estar juntos, porque es “mejor” estar conectados. Este novedoso sistema de traducción puede no resultar molesto en el teatro, pero sí mermar la convivencia en otro tipo de espectáculos. Por lo pronto, será interesante ver cómo funciona en uno de los pocos espacios que ofrecía la posibilidad de desconectarse para apreciar, por unos momentos, la manifestación artística de una puesta en escena.

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