domingo, 1 de mayo de 2011

Enrique Norten y el Museo Barranca de Guadalajara


En 2005, cuando Enrique Norten participaba en el concurso internacional para la construcción del Museo Guggenheim de Guadalajara, ordenó hacer más de 10 estudios en las galerías de los Guggenheim de Bilbao y Río de Janeiro, en el Museo de Arte de Taichung, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y en el Pompidou de París, en busca del toque perfecto para cada una de las salas del museo. Norten ganó el concurso y dejó en el camino a Jean Nouvel, el prestigiado arquitecto francés ganador del “Nobel de arquitectura”, el Premio Pritzker. Pero la crisis financiera mundial echó abajo cientos de proyectos en todo el mundo, el Guggenheim tapatío entre ellos.
Los promotores de este museo se dieron a la tarea de relanzar un proyecto menos oneroso, tomando como base el estudio de factibilidad del frustrado proyecto de Norten, que terminó en el ahora denominado Barranca Museo de Arte Moderno y Contemporáneo Guadalajara. Un proyecto estratégico de desarrollo, no sólo del arte moderno y contemporáneo de la ciudad, que, si bien acentuará el trípode del arte en México, constituido por Guadalajara, Monterrey y el Distrito Federal, se sumará también al concierto de iniciativas consolidadas como la Feria Internacional del Libro, el Festival Internacional de Cine y el Festival de Mayo, y a la infraestructura cultural que comienza a apuntalar la imagen de ciudad competitiva, sin dejar de mencionar los Juegos Panamericanos y su infraestructura deportiva.
En un intenso e interesante trabajo periodístico de Wilbert Torre, Todo por una manzana, ocho artistas que se comieron Nueva York (Jus, 2010), Norten señala que lo del Guggenheim de Guadalajara “fue un tema de decisión política. La gente que gobierna no fue visionaria y nunca entendió el valor que suponía el museo”. En parte tiene razón: fue lanzado en un momento en que la clase gobernante no sabía qué hacer con los proyectos de infraestructura cultural aún en ciernes (los Arcos del Milenio, el Teatro de la Ciudad…),
Lo cierto es que la colocación de la primera piedra del Museo Barranca, el próximo lunes, cierra un ciclo en el que ganamos todos. Ganan los encargados de la realización del proyecto, Jacques Herzog y Pierre de Meuron, que tienen en su considerable trayectoria el desarrollo de importantes iconos de la arquitectura mundial y un premio Pritzker. Gana Norten, quien tiene ya una carrera consolidada y el mérito de haber arrebatado el premio internacional para la realización del Guggenheim tapatío a un Pritzker, premio que le dio la notoriedad mundial que en ese momento no tenía, premio que atrajo la mirada de especialistas, despachos e inversores del mundo a Nueva York, esta vez para preguntar quién era Norten. Y, finalmente, gana Guadalajara, que por fin tendrá un espacio para el arte moderno y contemporáneo de gran formato, en condiciones.

No hay comentarios: