lunes, 20 de diciembre de 2010

Balance cultural 2010

El Partido Acción Nacional llegó a sus 10 años de gobierno sin saber comunicar sus logros en materia cultural, opacado por los pobres resultados de los manoseados festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario del inicio del movimiento revolucionario, y sin definir su tan anunciada política cultural para el siglo XXI.
Este año inició con el cierre de la oficina externa de la Misión Permanente de México ante la UNESCO; los jugosos despidos de funcionarios de alto nivel del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), continuó con el costoso y frustrado festejo Bicentenario; la inauguración a medias de toda la infraestructura conmemorativa 2010; los equívocos de la Secretaría de Educación, entre ellos la distribución de libros de texto conmemorativos con faltas ortográficas, y finalmente la lamentación de la Comisión de Cultura del Congreso de la Unión, por no sacar la prometida ley general de cultura. Hubo acciones importantes como la recuperación, en el marco del Bicentenario, de las banderas del general Ignacio Allende que Félix María Calleja envió en 1814 al rey Fernando VII como trofeos de guerra; la creación de la Cátedra de México, orientada a promover creadores mexicanos en Estados Unidos; la realización de la serie Discutamos México; la digitalización del Canal 22; la ampliación de la cobertura de Canal Once; la puesta al día de la sala principal del Palacio de Bellas Artes; la declaratoria de la comida mexicana como Patrimonio de la Humanidad; la aprobación de un presupuesto digno para el subsector, y la presentación en el Senado de la ley de apoyo a los creadores que busca incluirlos en la seguridad social.
En relación a la política cultural para el siglo XXI, la titular del Conaculta manifestó en la Reunión Nacional de Cultura de Oaxaca (2009), que consistía en tres ejes: la conformación de un proyecto internacional; la digitalización de museos, sitios arqueológicos y documentos, y la puesta en marcha de un sistema de medición de objetivos y resultados. En la reciente Reunión Nacional de Cultura en Jalisco, señaló otros tres: hacer llegar la cultura a sectores cada vez más amplios de la población; enfrentar los desafíos que nos presenta la era digital, preservando al mismo tiempo nuestra tradición y nuestra herencia; apostar por un uso creativo de las nuevas tecnologías, y consolidar a México como la plataforma principal del español en América. Finalmente, en el brindis con su equipo en el Palacio de Bellas Artes, dijo que el proyecto apenas se está armando. Si es así, los resultados de la segunda encuesta nacional de prácticas y consumo cultural permitirán evaluar las actuales políticas del sector e identificar mejor sus necesidades. Como vemos, el problema del Conaculta es su incapacidad para comunicar logros y al mismo tiempo su habilidad para sudar calenturas ajenas como las del Bicentenario.

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