Los dos únicos atributos que tenía, a decir del presidente (ser víctima e hija de luchadora social), están hoy en el nivel más freático del subsuelo. Llegó al cargo violando la ley; como se hacen las cosas ahora en este gobierno. Rindió protesta en medio de golpes, jaloneos, protestas, descalificaciones y un descarado fraude en la votación. No se podía esperar menos del Senador Monreal. "Sí, protesto", respondió la hija de, alzando la mano derecha y mostrando en el pecho la foto de su hermano Jesús, víctima de desaparición forzada en 1975. Desde las gradas de prensa, activistas y familiares de víctimas de desaparición gritaban “Vivos los llevaron, vivos los queremos”. Los legisladores de Morena hacían fila para abrazarle y felicitarle.
El presidente se dijo satisfecho por su nombramiento. No por su posible capacidad para desempeñar el cargo, sino porque “ella vivió en carne propia la desaparición de su hermano, y su mamá toda la vida se ha dedicado a eso”. Lo sé, es el argumento más torpe jamás escuchado; pero sí, en el razonamiento mágico y populista de un bisoño, el director del Seguro Social debería ser alguien a quien hayan amputado la pierna equivocada. Es decir, habría que decirle que un león en una cama, tampoco es un camaleón. Ahora, no solo eso, el presidente criticó a quienes cuestionaron su nombramiento diciendo que querían que la Comisión Nacional de Derechos Humanos fuera lo que de hecho ya es ahora: un jarrón etrusco bastante caro. Pero qué se puede esperar de un presidente que ha acudido a la CNDH a presentar queja por un plantón en Michoacán. Es decir, al igual que con la Conapred, no sabe qué es la CNDH. Ese día remató sus declaraciones diciendo: “es un orgullo poder decir que el Estado mexicano ya no es como era antes, el principal violador de los derechos humanos”. No presidente, ahora es peor, es el administrador de violaciones y delitos de todo tipo.
Indiscernible, como es, solo ha podido ver un cuadro de su amado apóstol Madero en esta crisis de justicia. De sus balbuceos salieron palabras como vandalismo y apóstol de la democracia. A ver, a un presidente alérgico al arte y a la cultura, no se le puede pedir que entienda qué es una intervención o una resignificación orientada a visibilizar la falta de justicia, aunque sí podría entender, con un poco de esfuerzo, que el cuadro de su amado apóstol, es en realidad la metáfora de su tetramorfosis. Representan los datos que no aparecen en su 2do. Informe. Del mísero artista que perdió, no solo la perspectiva del contexto, sino también el atrevimiento de mirarlo con otros ojos, ya se encargan las redes. Ambos deberían hacer el intento de pasar por encima de su vanidad, para ser capaces de ver el injusto contexto.
Bueno pues, "La hija de", no solo no ha mostrado interés por hacer algo, sino que ha reducido el perfil del personal en la institución, todos por debajo de ella (imagínense el nivel). Su función se reduce a difundir videos e infografías sobre qué son los derechos humanos, así como las efemérides del día. Ha resultado el ser más insensible en la garantía de estos derechos por asumirse como empleada del ejecutivo. Las dos únicas bondades que tenía, según el presidente (víctima e hija de...), no le han servido para tener un poco, un poco de empatía. Renuncie señora. No conoce la institución, no sabe qué hacer, no tiene el perfil ni la voluntad de hacer nada que no sea aplaudir al presidente. Y no olvide una cosa, que la ignorancia no es inocencia.
De los finos cortes de carne encontrados en la cocina de la dependencia mejor no hablamos. La retratan de cuerpo entero como parte de esa gran fachada cuatroteista. Créame, eso no es plato de buen gusto para nadie.
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