Una nota del Grupo Reforma del viernes 20 de
marzo asegura en su encabezado que “Perciben jóvenes más acceso a la cultura”.
Que estos consideran que el acceso a la cultura ha aumentado
un 77 % en la última década. Lo anterior, de acuerdo a una encuesta patrocinada
por dicho grupo editorial.
Nada más lógico e
irrelevante que estos datos, si consideramos que son precisamente los jóvenes universitarios,
quienes por edad y por las habilidades propias que les brinda la universidad, están
en condiciones de tener un mejor y mayor acceso a la cultura. En la citada
encuesta, según refiere la nota, una alumna universitaria del Claustro de Sor
Juana, manifiesta que la oferta cultural en el Distrito Federal se ha
incrementado gracias a los esfuerzos del Gobierno local y los proyectos
independientes que impulsa; lamentó al mismo tiempo la centralización de las
acciones culturales. Aquí tampoco hay novedad alguna. Si algo sabemos desde
hace décadas, es que la actividad cultural tanto en la Ciudad de México como en
el resto del país está centralizada, entre otras cosas debido a que tanto los gobiernos
como la mayoría de promotores culturales suelen salir a pescar en pecera, en
ese arte de hacer carpetas y llenar reportes del que ya hemos hablado en este
espacio.
En 2010 la
investigadora social Rossana Reguillo habló en otro medio editorial, de las
carencias de espacios de expresión y participación cultural, para miles de
jóvenes en el país, por no darse en condiciones de igualdad. Señaló la
existencia de una desigualdad en cuanto a los niveles de acceso a la cultura,
en contraste con la oferta existente de diversas manifestaciones culturales a
nivel de redes sociales. Consideró incluso la existencia de dos Méxicos, uno en el que los jóvenes están conectados y
en condiciones de un mejor acceso (los universitarios por supuesto, a los que
alude la encuesta de la que hablamos), y otro en el que para un vasto sector
juvenil, la cultura es un lujo difícilmente imaginable. Citaba al ensayista
Carlos Monsiváis, quien insistía en la inclusión cultural como un derecho
ciudadano. Lamentó desde entonces la existencia de enormes sectores de
mexicanos que estaban quedando fuera de la alfabetización cultural, que dejaba
fuera a miles de jóvenes del acceso a la cultura y su derecho al ocio.
La nota que viste la encuesta
del Grupo Reforma, a manera de publirreportaje, nos
habla de las actividades que realiza la Secretaría de Cultura del DF; y pues
qué nos va a decir, que son una maravilla realizando actividades culturales
gratuitas, emprendimientos…Y para cerrar con esta perla del periodismo de
investigación, muestra las preguntas hechas a 2 mil 331 estudiantes de
educación superior inscritos en 17 de los programas de mayor matrícula en la
Ciudad de México. La primera es ¿Con respecto a los últimos 10 años consideran
que la cultura en México ha aumentado? El 77% dijo que sí; y el 23% que ha
disminuido. La segunda pregunta es ¿Considera que en los últimos 10 años la cantidad
de bienes y servicios culturales ha aumentado? Mucho dijo un 15%; poco dijo el 62;
ha disminuido mucho dijo el 12 y ha disminuido poco el 11 %.
Lo anterior
no solo es una muestra de la decadencia del periodismo de investigación en
nuestro país, sino también la enorme necesidad de analizar en serio y a fondo el
acceso a la cultura y su repercusión en el desarrollo social, y no solo su
aparente incidencia en el mundo universitario y ese merecido derecho de pasarlo
bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario