miércoles, 30 de noviembre de 2016

La red compartida y el acceso a la cultura

Hace un par de semanas fue dado a conocer al ganador de la licitación de la Red Compartida, el Consorcio Altán, integrado por varias empresas constituidas entre fondos de inversión y operadores del sector de las telecomunicaciones. Lo que ganó este grupo fue una concesión para construir, operar y actualizar durante 20 años el proyecto de servicios móviles más ambicioso de la historia del país, conocido Red Compartida, cuyo propósito es mejorar servicios de seguridad nacional, telemedicina, educación a distancia y generar un mayor acceso a bienes y servicios culturales. Los ganadores de la licitación deberán desplegar una gran infraestructura a lo largo del país; un proyecto complejo, dada la orografía y extensión territorial, tanto que ha sido considerado de alto riesgo financiero y tecnológico, lo que explica que solo haya habido dos competidores en la licitación y que el ganador haya tenido que integrar un consorcio de varias empresas. Es verdad que es importante estar conectados, pero bajo mi punto de vista, lo más importante en este ambicioso proyecto es el objetivo social; conectar a los desconectados y llegar a sitios donde los operadores de otras licitaciones no han invertido; en otras palabras, donde el Estado no ha hecho valer su rectoría en la materia. La cobertura proyectada es de 92.2%, permitirá garantizar el derecho de acceso a las TIC y la banda ancha en seis años, esto es, impulsando con ello el derecho de acceso a los bienes y servicios culturales, puesto que se instalarán más redes de banda ancha, para detonar el crecimiento económico, social y cultural del país.
Debo decir que la presentación del proyecto se quedó corta en relación a lo que se puede lograr en materia de acceso a la cultura, pues solo consideró en su avance progresivo de cobertura, a los denominados Pueblos Mágicos, lo cual me parece muy limitado, puesto que debemos ver este despliegue tecnológico más allá de esta oferta turística. Representa la oportunidad de implementar una Política Digital para la Cultura. Desde hace algunos años, el colega Jorge F. Negrete, Director de Mediatelecom Policy and Law y yo, hemos venido madurando la idea de pasar de la digitalización de la burocracia al desarrollo de una política pública en la materia, uniendo principios constitucionales, legislación secundaria, programa de gobierno, líneas de acción gubernamentales y una alineación transversalidad con oros sectores estratégicos para la creación de indicadores y el desarrollo de metas institucionales. El objetivo general es garantizar un mayor acceso a los bienes y servicios culturales que debe prestar el Estado. Partimos de lo establecido en la Estrategia Digital Nacional, donde el gobierno federal se ha comprometido a desarrollar una Agenda Digital de Cultura, promotora de visitas virtuales a museos y sitios históricos…Dicha Agenda está orientada a impulsar el aprovechamiento de las tecnologías de la información; cuenta con líneas de acción orientadas a posibilitar el acceso universal a la cultura mediante el uso de las TIC; a desarrollar una estrategia nacional de digitalización, preservación digital y accesibilidad en línea, del patrimonio cultural; a dotar a la infraestructura cultural nacional de acceso a las TIC; a estimular el desarrollo de las industrias creativas y a crear plataformas digitales para la oferta de contenidos culturales, así como a impulsar la creación e innovación digital. Todo esto está establecido y considerado tanto en las reformas en materia de telecomunicaciones como en la reciente licitación de Red Compartida.
En este modelo de Política Digital para la Cultura, es necesario considerar también las recientes reformas a las Leyes de Ciencia y Tecnología, General de Educación y Orgánica del Conacyt, orientadas a terminar de democratizar la información y el libre acceso a todo lo que el Estado produce con fondos públicos. Esto es, caminar hacia el paradigma del “Acceso Abierto”, a través de la difusión gratuita del conocimiento generado con recursos públicos y con la creación del Repositorio Nacional de Acceso Abierto a Recursos de Información Científica, Tecnológica y de Innovación, de Calidad e Interés Social y Cultural, que deberá estar disponible todos los ciudadanos. Lo anterior garantiza el derecho de todos a estar informados a través de los nuevos medios de comunicación, así como a acceder a bienes y servicios culturales, que aún no terminan de ser nacionales.
Con este acceso abierto en la sociedad del conocimiento, con las reformas secundarias en materia de telecomunicaciones y esta licitación, se impulsan de forma progresiva los Derechos Humanos al ponerlos en concordancia con el desarrollo tecnológico. Estamos ante una reforma fuertemente ligada al artículo 4to., constitucional en materia de cultura, que establece el derecho de acceso a los bienes y servicios culturales que debe prestar el Estado.
Conscientes de que el derecho a la cultura se fortalece a través de la educación, en la Política Digital para la Cultura, consideramos también lo establecido en la Agenda Digital Nacional en materia de educación de calidad, cuyo compromiso es integrar y aprovechar a las TIC en el proceso educativo para insertar al país en la Sociedad de la Información y el Conocimiento, mediante objetivos y líneas encaminadas a dotar de infraestructura TIC a las escuelas del sistema educativo; ampliar las habilidades digitales entre los alumnos mediante prácticas pedagógicas, crear contenidos digitales alineados con planes curriculares e impulsar la evaluación de estos, con el propósito de incorporar el uso de las TIC, así como la incorporación de estas en la formación docente como herramienta de uso y enseñanza.
En materia de acceso a bienes y servicios culturales, plateamos la posibilidad de diseñar e implementar una agenda de eventos conmemorativos y de recreación cultural nacional regional, estatal y municipal en plazas y espacios públicos; particularmente, en aquellos que se han venido recuperando como parte del programa de cultura para la paz, que tiene el propósito de fomentar el esparcimiento y la recreación. En los sitios tradicionales, tales como quioscos, casas de la cultura y plazas públicas, es necesario echar mano de la tradición que sigue reuniendo a la gente en torno a estos espacios a escuchar música. Realizando un inventario, un registro y una catalogación, de espacios públicos para saber cuál es la capacidad instalada real en el país, así como los bienes y servicios culturales con los que se cuenta y lo que podrían aportar cada una de las secretarías de manera trasversal. Lo anterior para en su caso digitalizar, adaptar a un formato de presentación y generar un mayor consumo.
Estoy seguro que una Política Digital para la Cultura que sepa utilizar la conectividad, puede desarrollar un programa verdaderamente nacional de los conciertos, por ejemplo, de la Orquesta Sinfónica Nacional, del Coro y del Ballet del Instituto nacional de Bellas Artes, así como lo mejor de la programación de las instituciones culturales del país. Considérese el material de la Cineteca Nacional, las producciones del Centro de Capacitación Cinematográfica, el trabajo realizado por los becarios del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes; hallazgos e investigaciones del INAH; documentales, programas y series del Canal 22; obras teatrales de espacios como el Helénico etc. Todo esto, complementado con realizaciones artísticas y cultuales de cada región, entidad o ciudad de la república para tener una agenda equilibrada. Asimismo, manifestaciones culturales de otros países, para recrear de la mejor manera nuestra nueva identidad nacional, fomentando el diálogo entre culturas.
Por todo esto, considero que la licitación de la Red Compartida y el alcance que se plantea a seis años, es una buena noticia para el sector cultural, para hacer realidad de manera progresiva el derecho de acceso a los bienes y servicios culturales que debe prestar el Estado, a través de una Política Digital para la Cultura.
La apertura de la Cumbre Asia-Pacífico en Perú hace unos días, no pudo ser más descriptiva. Inaugurada por el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg y un mensaje especial del presidente anfitrión, Pedro Pablo Kuczynsky quien, con gafas de realidad virtual, pidió a los asistentes un mundo más conectado para combatir la desigualdad. 

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