El fracaso de la multicitada transición política, que iniciara en 1968, precisamente con una lamentable matanza de estudiantes; la incapacidad de los gobiernos del cambio de la también multicitada alternancia política, para frenar al crimen; la realternancia priísta que en lugar de mover a México lo ha inmovilizado, y Ayotzinapa convertido en el 68 perredista, tienen a millones de mexicanos en la desesperanza.
Me pregunto quiénes son hoy los malos del lienzo, del muralismo mexicano, a partir de la tesis en torno a “la cultura del mural", que hiciera Carlos Castillo Peraza. Esa cultura que se nos inculcó desde las aulas escolares a través del libro de texto gratuito, que retrató un México dividido en dos grandes sectores: el de los triunfadores enmarcados en el reino del colorido brillante y las imágenes realistas, claras, luminosas, limpias y erguidas, y el de los vencidos, donde prevalece lo oscuro, lo deforme, lo grotesco, lo sucio y lo aplastado.
El poder emanado de esas imágenes, directa e indirectamente llevó a millones de mexicanos a ocupar uno de los bandos, generalmente, como señala Peraza, el de los ganadores. Esta es una de las conductas más lamentables de la cultura del mural. Habernos hecho asumir al partido en el poder como el bueno y a cualquier tipo de oposición como los malos del lienzo. Hoy que el gobierno mata a sus jóvenes estudiantes y ciudadanos en general, cabe preguntarse quién es el malo de esa cultura del mural.
Lo lamentable es que esa concepción guerrera del mural no deje abrir espacios a una oposición política con garantías claras para los ciudadanos y urdir ese nuevo tejido social donde las estrategias de gestión cultural tengan sentido. Pero más lamentable aún es que los gobernantes hayan vuelto a los métodos aztecas para eliminar a los distintos. En esto, todos los partidos tienen una historia que contar, o qué enterrar.
Cambiar a México, decía Castillo Peraza, no consiste en invertir cromáticamente los colores del lienzo, sino en salir de él. Y eso es precisamente lo que no hemos logrado.
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