Los medios del mundo de la moda han dado a conocer un
caso poco habitual en su ámbito. Se trata de una guapa modelo británica de
nombre Moffy que de unos meses a la fecha ha logrado una importante notoriedad
en este circuito por padecer estrabismo (desviación del alineamiento de un ojo
en relación al otro, que impide fijar la mirada de ambos ojos al mismo punto
del espacio). Este padecimiento la ha convertido en una modelo atractiva para
algunos especialistas de este mercado. La revista The Pop ha dicho que puede
que sea bizca, pero tiene la palabra estrella escrita en todo su ser. De esta
manera, la ahora modelo británica y los provocadores medios del mundo de la
moda, se ufanan de romper una vez más los estereotipos de la belleza haciendo
del estrabismo un signo de distinción.
El fotógrafo Tyrone Leblon, considerado uno de los
máximos defensores de las denominadas “bellezas diferentes” ha anunciado la
firma de Moffy con Strom, la agencia que descubrió a Kate Moss, misma que
prepara su lanzamiento internacional.
La nota es sin duda polémica, no sólo por la forma en que
las agencias del mundo del modelaje buscan provocar a partir de una especie de
principio, algo así como “La belleza ya no es lo que era”. El público tampoco y
ellos lo saben. Su desconcierto es tal que ya no distingue lo bello de lo feo
en las manifestaciones artísticas, debido a que éstas se han dedicado a
promover lo simplemente diferente.
No quisiera referirme a una definición de belleza
platoniana de carga estética, ni tampoco poética en términos aristotélicos con
esa referencia al orden, a la magnitud y a la armonía como requisitos
esenciales, pero sí considero que la belleza femenina ha sido uno de los temas
más remotos y constantes en la tradición Occidental desde Homero y que Umberto
Eco ha dedicado importantes estudios al respecto que podrían ayudarnos a
entender estos fenómenos. Desde la perspectiva de una industria que fomenta el
consumo, podemos ver cómo la moda ha marcado ciertos cánones a lo largo de la
historia, lo mismo que el cine y la televisión siguiendo los ideales de belleza
del mundo del consumo comercial, ése contra el que luchó y perdió el arte de
las vanguardias. La moda marcó tendencia con trajes femeninos y suntuosos a lo
Roberta, y al mismo tiempo modelos andróginos a lo Coco Chanel. El cine propuso
modelos como ese de mujer fatal encarnado por Greta Garbo o Rita Hayworth.
En su historia de la fealdad, Eco sostiene a través de
innumerables autores, citas, textos históricos, poemas, novelas y ensayos que
la fealdad y la belleza deben ser entendidas según el momento histórico y los
cánones estéticos dominantes. En efecto, los gustos evolucionan, y en esa
evolución hay propuestas que adolecen y otras que potencian ese gusto por lo
inquietante. En lo personal considero que la provocación que buscan hacer con Moffy es equiparable a la
presentación en su momento de Donyale Luna y Naomi Campbell en la portada de
Vogue París. Digo equiparable porque fue generada; Yves Saint Laurent había
amenazado con retirar su publicidad de la revista porque ésta se había negado a
poner a Campbell, su amiga y mentora, en la portada.
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